En los últimos diez años las pandillas se han fortalecido y extendido su área de influencia, también en este perí­odo de tiempo han logrado a través de las extorsiones, conseguir un financiamiento que les permite tener acceso a todo tipo de armas.

El tiempo sigue fortaleciendo a las pandillas y su capacidad de reclutamiento, estima Hellen Mack, de la Fundación Myrna Mack, refiriendo que mientras no exista una inteligencia del Estado, encargada de investigar este tipo de actos, el ambiente actual difí­cilmente cambiará.

Para la activista el tema de las maras debe apreciarse de una forma crí­tica, estudiando la metodologí­a de acción de estos grupos, con el fin de combatir el problema desde su raí­z, agregó que el tema de la mano dura es un argumento agotado, que ha demostrado no solucionar la conflictividad social.

Sandino Asturias, del Centro de Estudios de Guatemala, aseguró que este fenómeno está vinculado directamente con el ambiente de impunidad, en donde se evidencia un clima de desprecio por la vida, en el cual se observan operaciones de grupos dedicados a eliminar pandilleros, quienes a su vez devuelven este tipo de actos.

Para Asturias el problema de fondo referente al tema de la cantidad de asesinatos cometidos con arma de fuego responde a la facilidad con la que en el paí­s se puede conseguir este tipo de instrumentos.

Asimismo refiere que las investigaciones deben ir a la par de inversiones sociales y una generación de polí­tica destinada a los jóvenes, la cual logre identificar a los pandilleros asesinos, y no estigmatizar a todos por igual, pues asegura que existe dentro de las pandillas un gran porcentaje de integrantes que pueden ser rehabilitados.