Desde las siete de la mañana, custodiados por elementos de la Policía Nacional y del Sistema Penitenciario, fueron trasladados los 22 pandilleros acusados de su presunta participación en el motín de presos del 15 de agosto de 2005.
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Los reclusos son inculpados del delito de motín de presos, lesiones y homicidio en riña tumultuaria. Los hechos, según la acusación del Ministerio Público, ocurrieron el 15 de agosto de 2005, revuelta en la que perdieron la vida cinco reos.
Con grilletes en pies y manos, los presidiarios fueron sentados en el banquillo de los acusados en el juicio oral y público que comenzó este día en el Tribunal Séptimo de Sentencia Penal, que preside el juez Horacio Enríquez Sánchez.
La Fiscalía de Delitos contra la Vida asegura tener más de treinta testigos que rendirán su declaración en el desarrollo del debate; los que atestiguarán en su mayoría son guardias del Sistema Penitenciario que estaban de turno el día de los hechos.
Según la denuncia del MP, a la mayoría de los acusados se les encontró en su poder armas de fuego, cuchillos, machetes, palos y otro tipo de objetos punzocortantes que se presume habrían servido para efectuar los disturbios que dejaron como saldo el fallecimiento de varios presos.
El Organismo Judicial tiene previsto que mientras dure el juicio habrá extremas medidas de seguridad dentro y fuera de la sala de audiencias, se evitará todo tipo de contacto con los sindicados y se hará un registro minucioso a las personas que ingresen al área del debate.
El decimoquinto nivel de la Torre de Tribunales fue designado en su totalidad para el desarrollo único de dicha diligencia, por lo que se han suspendido otros juicios por la seguridad de las personas que ahí se ubiquen.
En abril del año recién pasado estos mismos reclusos efectuaron una trifulca durante la audiencia de apertura a juicio que corrió a cargo del Juzgado Noveno de Instancia Penal; en esa ocasión tres reos fueron heridos con armas punzocortantes.