Sentenciados tienen que trabajar y estudiar


Aproximadamente tres mil reclusos condenados en los penales de Pavón, Cantel en Quetzaltenango, Canadá y El Infierno en Escuintla, recibirán educación obligatoria.

Las autoridades penitenciarias buscan eliminar los privilegios dentro de los centros penales.

Hugo Alvarado
halvarado@lahora.com.gt

Algunos reos condenados tendrán que recordar su tiempo de estudiantes. El lápiz, libros y el cuaderno serán parte de las pertenencias que tendrán y estarán dentro de su celda.

La formación académica es parte del reglamento interno que dispondrá la Dirección General del Sistema Penitenciario.

El director del Sistema Penitenciario, Alejandro Giammattei, manifestó que con la entrada en vigencia del reglamento, los internos que ya fueron condenados a cumplir su sentencia, tienen la obligación de estudiar y trabajar en las distintas granjas penales en el paí­s.

En caso se resistan a recibir clases magistrales serán enviados a la cárcel de Alta Seguridad y serán encerrados en las bartolinas «para que se rasquen la panza tranquilamente», advirtió Giammattei.

Según el reglamento se impartirán cursos de carácter académico, cí­vico, social, higiénico, artí­stico, fí­sico, ético y otros similares de utilidad para apoyar la reeducación de los internos, los cuales serán impartidos por personal especializado.

La reeducación tiene como objetivo erradicar la toxicomaní­a, el alcoholismo y cualquier otra clase de adicción o enfermedad.

El artí­culo 77 refiere que al ingresar a la Granja, todo recluso será evaluado a efecto de constatar su grado de escolaridad o intelectual para poder determinar el tratamiento educacional que corresponda, sea alfabetización, educación primaria, secundaria, técnica u otros los cuales serán obligatorios.

También se facilitarán los estudios superiores adecuados a la vocación de los reclusos que completarán, cuando así­ lo soliciten y las condiciones y situación de la Granja lo permitan.

Incluso aquellos que tengan vocación por el estudio podrán salir de las instalaciones para recibir el conocimiento y podrán asistir a universidades o instituciones educacionales.

Con el nuevo reglamento se busca quitar privilegios a los internos, apuntó Giammattei.

El artí­culo 65 refiere la prohibición de mantener sectores que impliquen algún tipo de privilegio dentro de la granja. La asignación de sectores no podrá ser modificada sin autorización por el director del centro de detención.

En lo que respecta al trabajo, los reclusos tendrán que buscar una opción laboral dentro del centro. Antes tendrán que pasar un examen de aptitud fí­sica y mental.

El reglamento fue publicado hoy en el Diario de Centroamérica, como Acuerdo del Ministerio de Gobernación, 1604-2006.

Sin privilegios

Orlando Blanco, del COS, opina que es necesario combatir privilegios en los reclusorios, sin embargo, todo régimen disciplinario debe respetar las garantí­as mí­nimas de los presos. Alejandro Giammattei añadió que el reglamento que rige las primeras tres prisiones del paí­s no posee inconstitucionalidades.

«Si bien el reglamento es adecuado, deja rezagada la generación de condiciones mí­nimas para las personas privadas de la libertad, pues pese a perder sus derechos civiles y polí­ticos, no pierden su condición de seres humanos», enfatizó.

«Consideramos necesaria la actualización del reglamento para combatir los privilegios en las 19 cárceles», dijo Blanco.