El 2007, año del compromiso de EE.UU. con Latinoamérica que llegó a destiempo


La Casa Blanca bautizó este 2007 que termina como el «año del compromiso» con Latinoamérica, pero en Washington los expertos coinciden en que si bien el gobierno de George W. Bush hizo un intento por recuperar terreno, las iniciativas fueron escasas o llegaron a destiempo.


A mediados de marzo, una gira de Bush por Latinoamérica fue seguida por viajes de miembros de su gabinete. Pero el esfuerzo fue percibido como tardí­o en una región en la que, atizadas por el mandatario venezolano Hugo Chávez, las crí­ticas a Estados Unidos vení­an en franco aumento.

Al viaje de Bush por Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, siguieron en los meses sucesivos algunos resultados: una visita del presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva a Washington tras la firma de un memorándum de entendimiento bilateral para producción de etanol y el lanzamiento de la «Iniciativa Mérida» antidrogas con México y Centroamérica.

«Fue el año en que Estados Unidos se dio cuenta que habí­a perdido una oportunidad con Latinoamérica», resumió Michael Shifter, vicepresidente del Diálogo Interamericano en Washington.

«Fue un año en el cual se habí­a recuperado un sentido de estar más vinculado con el hemisferio», estimó de su lado Peter DeShazo, director del programa para las Américas del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).

El 2007 «sí­ ha presentado aspectos más positivos que el año anterior», opinó por su parte Jaime Daremblum, director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Hudson Institute.

En el plano de los logros para Estados Unidos, los expertos destacan el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Perú, promulgado por Bush hacia fin del año.

También, recuerda Daremblum, ex diplomático costarricense, Washington obtuvo un triunfo con la decisión de Costa Rica de ratificar en un referéndum un TLC bilateral.

Los expertos coinciden también en elogiar el tono más bajo empleado por la administración Bush hacia Venezuela.

Sin embargo, del lado del debe, la lista parece larga para un gobierno que ingresará en 2008 en su último año.

«Hay campos de cooperación con los paí­ses (latinoamericanos) que podrí­an estar dirigidos a incrementar los niveles de vida de grandes sectores de Latinoamérica que viven debajo del nivel de pobreza, y que no se atienden» por parte de Estados Unidos, estimó Daremblum.

Shifter, quien critica «una actitud muy soberbia hacia el mundo y hacia Latinoamérica» por parte del gobierno de Bush, destaca tres cuestiones en particular en las que Estados Unidos está en deuda con la región.

«No se logró una reforma migratoria», que fracasó por segunda vez en junio pasado en el Congreso, recordó. Además, otros dos temas son muy «irritantes» para Latinoamérica: la polí­tica antidrogas de Estados Unidos que «está completamente congelada» en torno a la erradicación, y «el embargo hacia Cuba», al que se oponen los paí­ses americanos en su conjunto.

A fines de octubre, Bush lanzó con bombos y platillos un llamado a la comunidad internacional para crear un «fondo multimillonario para la libertad en Cuba» y anunció que mantendrí­a el embargo contra la isla, en un discurso que fue interpretado sobre todo como un movimiento polí­tico interno.

Hasta ahora los funcionarios estadounidenses no han precisado qué monto tendrí­a la iniciativa, de dónde provendrí­an los fondos y qué destino tendrí­a el dinero.

«Los anuncios no marcaron un rumbo diferente en la polí­tica estadounidense hacia Cuba» y «dudo que haya un cambio», independientemente de «que sea Fidel Castro o Raúl Castro (quién esté) a la cabeza del gobierno cubano», observó DeShazo.

Cuando el paí­s ingresa de lleno en un año electoral -las presidenciales serán en noviembre- a Bush aún le queda esperanza de resolver una de las batallas pendientes que tiene en el Congreso: la aprobación de un TLC con Colombia al que se oponen los demócratas.

Aunque también están en veremos acuerdos con Panamá y Corea del Sur, el TLC colombiano se ha convertido en sí­mbolo de la bifurcación entre los dos grandes partidos estadounidenses en materia de comercio exterior.

Los demócratas por su parte, cuestionan la polí­tica de Bush hacia Latinoamérica, que «se ha enfocado casi exclusivamente en la promoción de tratados de libre comercio y en la lucha contra el narcotráfico», criticaron en una columna el lí­der de la mayorí­a opositora en el Senado, Harry Reid, y el senador Robert Menéndez.

El «compromiso» de este año con Latinoamérica de parte de un gobierno estadounidense que tiene la mirada puesta en Irak y Medio Oriente «era más bien frenar el deterioro de la relación» y «en eso algo logró», consideró no obstante Shifter.

Pero la reconstrucción de la imagen de la primera potencia mundial en la región «será un trabajo de más largo plazo y tendrá que hacerse a base de un intercambio sostenido», concluyó DeShazo.

«Fue un año en el cual se habí­a recuperado un sentido de estar más vinculado con el hemisferio.»

Peter DeShazo

director del programa para las Américas del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS)

«Hay campos de cooperación con los paí­ses (latinoamericanos) que podrí­an estar dirigidos a incrementar los niveles de vida de grandes sectores de Latinoamérica que viven debajo del nivel de pobreza, y que no se atienden.»

Jaime Daremblum, director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Hudson Institute.