Tras 17 meses de convalecencia


Por primera vez en 17 meses alejado del poder por enfermedad, Fidel Castro sugirió que dejará el gobierno en manos de nuevos lí­deres, pero desde su rol de guí­a y guardián de la revolución cubana, en una carta que causó revuelo y desató interpretaciones encontradas.


Castro, de 81 años y al mando de la isla desde el 1 de enero de 1959, sorprendió anoche perfilando su futuro polí­tico, en un mensaje leí­do por un locutor en la televisión y publicado hoy en los diarios Granma y Juventud Rebelde, bajo su firma de puño y letra.

«Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir», dijo en la misiva.

La carta, dedicada casi por entero a la Conferencia de Bali sobre cambio climático, la sella no obstante con una frase lapidaria: «hay que ser consecuente hasta el final».

La misiva es divulgada dos semanas después de ser nominado candidato para los comicios parlamentarios del 20 de enero, lo que lo habilita a la reelección como presidente del Consejo de Estado -máximo órgano del Ejecutivo-, que será definido en marzo.

Su mensaje levantó entonces todo tipo de conjeturas en torno a la interrogante de si retomará algún dí­a los cargos que cedió provisionalmente a su hermano a Raúl el 31 de julio de 2006, tras la primera de varias cirugí­as por una crisis intestinal que casi le causó la muerte.

«Está claro que no va a volver», dijo una oficinista de 41 años, tras escuchar el mensaje desde su casa en Miramar. En otro extremo, en el barrio de la Lisa un historiador de 55 años dijo sin la menor duda: «Se queda».

La oposición también mostró divergencia. La más radical, Martha Beatriz Roque, no ve ningún cambio porque «si no tuviera interés de renovar su cargo, no lo hubieran postulado», mientras que el moderado Oscar Espinosa interpetró que «quedará como asesor y sí­mbolo de la revolución».

«Dudo muchí­simo que piense en transferir su enorme poder unipersonal a otros dirigentes más jóvenes, porque actúa como si hubiera nacido para mandar. Las ideas polí­ticas sin un poder para ejecutarlas no tienen valor», dijo el opositor Elizardo Sánchez.

Para observadores internacionales Castro dará fe de su convicción de que «los revolucionarios no se jubilan jamás», asumiendo un rol honorí­fico de «emérito estadista», pero con peso en las decisiones de la nueva dirigencia del paí­s.

Una reelección formal como presidente sin funciones plenas fue perfilada por el vicepresidente Carlos Lage y el jefe del Parlamento, Ricardo Alarcón, el 2 de diciembre, cuando se definieron las nominaciones para los comicios.

«Votarí­a con las dos manos para que siga siendo el presidente», dijo Alarcón, al admitir una continuidad de la situación actual; pero Lage fue más allá y señaló que «Fidel está trabajando como presidente del Consejo de Estado», en una tarea «de hacer conciencia».

Desde el 29 de marzo y sin ser visto en público en su larga convalecencia -sólo en fotos y videos-, Castro publica «reflexiones» en las que alerta de problemas mundiales.

Pero esta vez reconoció la compleja situación del paí­s: «Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (…) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez».

Gobernando colegiadamente con el resto de los 31 miembros del Consejo de Estado y el Buró Polí­tico del Partido Comunista, Raúl promovió un debate para atacar los principales problemas del paí­s y anunció cambios económicos pero en el socialismo, despertando expectativas en la población.

De 76 años, Raúl se declaró, desde que tomó el lugar de su hermano, abierto a dar paso a las nuevas generaciones, cuyas cabezas más visibles en este año y medio han sido Lage, de 56 años, y el canciller Felipe Pérez Roque, de 42.

«La democracia llegará pronto»

La Casa Blanca dijo hoy que la democracia llegarí­a «pronto» a Cuba, en la primera reacción oficial estadounidense a una carta de Fidel Castro en la que dijo que no se «aferra» a cargos, sino que abrirá el paso a nuevas generaciones en la isla.

«Es una carta interesante. Es difí­cil entender qué está diciendo o qué quiere decir (…); por lo tanto sólo continuamos trabajando por la democracia en la isla y creemos que ese dí­a llegará pronto», dijo a la prensa la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.

El lí­der cubano, Fidel Castro, afirmó ayer que no se aferra al poder ni cerrará el paso de las nuevas generaciones, en una carta en la que se refirió a su futuro polí­tico por primera vez desde que cedió el mando a su hermano Raúl en julio de 2006.

«Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir», dijo en el mensaje leí­do en la televisión oficial cubana.

Castro delegó provisionalmente todos sus cargos a Raúl el 31 de julio de 2006 debido a una crisis de salud.

«Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir.» Fidel Castro.