El líder libio Muammar Kadhafi concluye hoy su visita a España, donde consiguió promesas de contratos por valor de 17 mil millones de dólares, y pone así punto final a una gira por Europa en la que el buen recibimiento de sus mandatarios ha contribuido a limpiar su imagen.
Kadhafi fue recibido ayer en España por el rey Juan Carlos y por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, además de reunirse con empresarios españoles.
Con ellos habló de la posibilidad de acordar contratos por valor de unos 17 mil millones de dólares en sectores como la energía, las infraestructuras, defensa y la aeronáutica, según un comunicado de la presidencia del gobierno.
Hoy, Khadafi se reunió con varios empresarios en su jaima, instalada en los jardines del palacio de El Pardo, donde se alojan los jefes de Estado que visitan España.
En el encuentro pudieron concretarse los contratos mencionados ayer por el gobierno español, que en su comunicado se limitó a subrayar «el interés de España de establecer un terreno global de cooperación para contribuir a un futuro de paz, estabilidad, democracia, libertad, justicia y prosperidad».
«Nos une el Mediterráneo» y «tenemos que aprovechar» estos vínculos «para crear un ambiente favorable» entre ambos países, dijo por su parte Kadhafi en su única intervención en el ayuntamiento de Madrid, donde el alcalde conservador, Alberto Ruiz-Gallardón, le hizo entrega de las llaves de la ciudad.
El gobierno, que omitió pedir al líder libio que respete los derechos humanos, subrayó el carácter positivo de la visita.
«Hasta ahora, va muy bien», dijo, insistiendo en el carácter económico de la visita, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel íngel Moratinos, de la visita de Kadhafi, quien tras almorzar con los Reyes, regresará hoy a su país.
La visita del líder libio, que en su país no es jefe de Estado ni de gobierno, sino Guía de la revolución, sólo fue criticada por el partido Izquierda Unida y por Amnistía Internacional, y no por el principal partido opositor, el Partido Popular (PP, conservador).
El ex presidente del gobierno José María Aznar y su esposa, pertenecientes a esta formación, cenaron con Kadhafi el sábado.
Las relaciones con Libia «nunca han sido fáciles», reconoció hoy el ministro de Economía, Pedro Solbes, quien alegó que «las relaciones de Estados Unidas y de la UE con Libia han cambiado de forma sustancial», debido a «elementos importantes económicos, pero también (…) vinculados a temas islámicos».
Libia anunció en 2003 el cese de su programa de armamento nuclear, tras lo cual la ONU levantó las sanciones contra el país, y anunció el pago de indemnizaciones a las víctimas del atentado de sus agentes contra un avión de la Pan Am en Escocia.
Entonces comenzó su rehabilitación internacional, pero se vio empañada por la condena a muerte de siete enfermeras búlgaras y un médico palestino, acusados de infectar con el virus del sida a niños internos en un hospital.
Los condenados fueron rescatados este año por la presidencia de Francia, país que visitó Kadhafi antes de llegar a España.
Allí, las críticas al gobierno fueron feroces a pesar de que el presidente, Nicolas Sarkozy, explicó que hay que alentar el cambio de Libia hacia la «respetabilidad», y que Francia consiguió contratos millonarios.
Pero Kadhafi también fue recibido con los brazos abiertos días antes en la cumbre UE-Africa, donde los europeos trataron de manera diferente al líder libio y al presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, a pesar de ser ambos dictadores, lamentó el diario El País.