Hablando de las falsas promesas que hacen los candidatos con tal de ganar votos, ayer el presidente Colom les advirtió que no anden prometiendo porque a él ya le pasó, que ofreció y al llegar al poder se dio cuenta que “de dóndeâ€, para usar sus propias palabras. Ya antes Alfonso Portillo, cuando igual que Colom ejercía aún el poder, reconoció también que había engañado a la gente, diciendo que político que no ofrece no gana y que en ese contexto es natural que se mienta.
ocmarroq@lahora.com.gt
Ahora bien, quien mintió en campaña lo seguirá haciendo en el poder porque resulta que para muchos de nuestros políticos el ejercicio del poder entraña esa permanente sed por la popularidad, por querer ser bien vistos y eso hace que casi todos se mantengan en permanente campaña, olvidando que son representantes de la unidad nacional y responsables de la conducción de la cosa pública. Cuántas de las declaraciones que hace nuestro actual Presidente podría uno calificar como discursos de campaña y cuántas como la expresión madura y serena de un estadista que realmente está preocupado por encarar los problemas del país.
Si tal fuera su preocupación, lo menos que estaría buscando es echarle gasolina a la confrontación entre sectores o aún entre clases, pero todo su discurso termina siendo para generar rencores y confrontaciones porque él nunca entendió la función del líder nacional que debe articular consensos, sino que al asumir la Presidencia empezó a fungir como vocero de la campaña presidencial de su esposa y en ese papel siguió con la generación de expectativas y con las promesas que nunca se llegan a concretar.
No deja de ser cínico que luego de casi terminar su período, venga un político a decir que prometió puras babosadas porque cuando llegó al poder se dio cuenta que no había de dónde sacar para cumplir con lo ofrecido. Eso nos lo debió haber dicho inmediatamente, cuando se dio cuenta del engaño, y en esas condiciones hubiera sido más creíble su expresión, pero hacerlo ahora, cuando estamos en plena campaña y ya sus colegas políticos están desatados ofreciendo el oro y el moro, tiene más sabor a descalificación de los que ve como sus adversarios que un sano consejo.
Porque honestamente hay que decir que uno de los grandes problemas de nuestro modelo político es que quienes llegan al poder nunca están preparados para ello. No es lo mismo ganar una elección, para lo cual hace falta pisto y desfachatez para ofrecer lo que no se puede cumplir, que gobernar, tarea que requiere honestidad, decencia, conocimiento de la historia, compromiso, visión de futuro y liderazgo para ser el gran articulador de los acuerdos nacionales. No es extraño que andemos dando tumbos porque prácticamente ninguna de esas cualidades han sido parte de nuestros gobernantes y muchos de ellos ni siquiera conocimiento de la historia han tenido, mucho menos capacidad de tener visión de futuro. De honestidad y decencia ni hablar porque salta a la vista mi amigo, como dice el dicho.
Eso sí, una vez investidos, todos se creen el non plus ultra, el ungido, el único que entiende la realidad nacional y todos los demás son una partida de ignorantes que hablan porque tienen boca. No es lo mismo verla venir que estar con ella, dicen todos sin excepción, porque se llegan a convencer que lo que ellos mismos pensaron cuando estaban en la llanura era una idiotez. Sólo el que tiene las llaves del reino entiende lo que hay que hacer y los demás son una partida de mulas que no entienden nada.
Por eso es que ahora el señor Colom nos da lecciones hasta de cómo y cuánto hay que babosearse a la gente.