La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mostró en la cumbre de Riad sus divisiones sobre cómo responder a la caída constante del dólar, que afecta sus ingresos, pero dio señales de unidad en torno al actual precio de casi cien dólares por barril.
La declaración final de la tercera cumbre del cártel en sus 47 años de vida prometió una oferta fiable y adecuada de crudo, destacó la importancia de la paz mundial para estabilizar los precios, en un momento en que crece la presión estadounidense sobre Irán, e introdujo a la OPEP en la lucha contra el cambio climático.
La cita, que terminó anoche, puso nuevamente en evidencia el enorme peso en la OPEP de Arabia Saudita, primer exportador mundial de petróleo y dueño de las mayores reservas recuperables de crudo del planeta.
Los sauditas, aliados fuertes pero no serviles de Estados Unidos y considerados moderados en el seno del cártel, se enfrentaron con los «halcones» Irán y Venezuela, que buscan politizarlo y abandonar o limitar la participación del dólar como moneda de cotización y de referencia para el precio del barril.
Ecuador, que regresó en Riad al cartel del cual se alejó en 1992, dejó claro que estará del lado de Irán y Venezuela y que será un pequeño pero ruidoso integrante.
La OPEP decidió encargar a los ministros de Finanzas y Petróleo que estudiaran el impacto del declive del dólar, pero Irán y Venezuela no lograron que la declaración final expresara su preocupación sobre la divisa estadounidense y oficializara la creación de un comité que considere la cuestión.
«La mera mención (en la declaración) de que la OPEP está estudiando el tema del dólar tendrá un efecto en nuestros países», indicó previamente a la cumbre el canciller saudita, Saud al Faisal, sin saber que sus palabras eran escuchadas por periodistas a raíz de una metedura de pata de los organizadores de la cita.
El cartel también exhibió divisiones sobre qué camino seguir en el futuro: Mientras el presidente venezolano, Hugo Chávez, reclamaba un retorno a la OPEP «revolucionaria» de los años 70, los sauditas insistían en que el cartel debe mantenerse en un estricto ámbito económico.
«La OPEP no debe ser utilizada como una organización política», sentenció al Faisal, en la conferencia de prensa que puso fin al encuentro. «El petróleo debe ser una herramienta para el desarrollo y no para los conflictos», añadió.
La presencia de Chávez y del presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, que aprovecharon la cumbre para atacar a Estados Unidos, planteó un doble desafío a los anfitriones.
Según Ahmadinejad, el declive del dólar significa que los productores de crudo están subsidiando al gobierno y al pueblo estadounidense.
«Reciben nuestro petróleo y nos dan a cambio un trozo de papel que no vale nada», afirmó Ahmadinejad. «La caída del dólar representa la caída del imperio norteamericano», sostuvo por su lado Chávez.
Los 13 integrantes del cartel se mostraron no obstante relativamente unidos en torno al precio actual del crudo. Chávez sostuvo que 100 dólares «es un precio justo», y los sauditas parecieron justificar la cotización.
«La OPEP siempre ha actuado de manera moderada y sabia (…) y la mejor prueba de eso es que el precio actual del crudo, si tenemos en cuenta el nivel de inflación, no llega aún a los niveles de comienzos de los años 80», dijo el rey saudita Abdalá.
El barril ajustado a la inflación a inicios de los años 80 superó los 101 dólares, pero su récord nominal fue alcanzado este mes, al cotizarse a 98,60 dólares en Nueva York.
Tras un alza de 50% desde inicios del año, el barril ronda actualmente los 95 dólares, un precio considerado desorbitado por los países consumidores, que desean un aumento de la producción de la OPEP en la reunión ministerial de Abu Dhabi, el próximo 5 de diciembre.