El voto nulo ante la farsa electoral


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Conforme se va acercando la fecha de las votaciones para escoger a las nuevas autoridades nacionales, va creciendo el convencimiento que el actual proceso electoral es una farsa más del sistema económico dominante, y que ante ello quedan dos opciones: votar nulo o no votar.

Félix Loarca Guzmán

 


El lunes de esta semana, el Director General de LA HORA, licenciado Oscar Clemente Marroquí­n, dio a conocer su postura personal respecto al tema electoral, indicando que no votará porque no cree en el sistema actual de partidos polí­ticos y la forma en que ha sido secuestrada la democracia por los financistas de las campañas polí­ticas.

Ayer martes, el Comité Cí­vico Electoral Pueblo Unido, conformado por seis organizaciones de la sociedad civil,  formuló un llamado  a votar nulo, señalando que en los últimos años se ha evidenciado que en el paí­s no existen partidos polí­ticos, pero sí­ empresas electorales.

Los dirigentes  puntualizaron que los sectores populares se sienten utilizados por los candidatos a puestos públicos, y que los mismos inspiran una gran desconfianza.  Además, que ninguno de los partidos polí­ticos es una garantí­a para velar por los intereses del pueblo, especialmente las demandas de salud, educación, y seguridad. 

Recientemente don Ricardo Rosales Román, uno de los mejores analistas de la prensa nacional,  exhortó en su columna semanal de este diario, a no desperdiciar el voto y a rechazar el actual sistema de votaciones y partidos.

Señaló que “Las cúpulas partidistas desde arriba, imponen a los candidatos que más convienen e interesan a las elites del poder económico y a los poderes paralelos.  Es entre ellos que el ciudadano tiene que escoger, y en la mayorí­a de los casos no le queda más que hacerlo por el “menos peor”.

Subrayó que no hay que prestarse al juego y caer en la trampa de las elites del poder económico.  En su opinión,  lo que procede es, entonces, acudir a las urnas y anular el voto.

El voto nulo no sólo es una forma pací­fica de rechazar el corrupto y agotado sistema polí­tico de Guatemala, sino que además impide aumentar los ingresos de las organizaciones partidistas. Probablemente muchas personas ignoran que cada voto a favor de un determinado candidato vale dos dólares para el respectivo partido.

Y como escribió hace algunos años el talentoso poeta y abogado Aramis Bautista, “Despierta pueblo de Guatemala, despierta, porque en nombre de la libertad se te oprime, en nombre de la justicia se te explota y en nombre de la verdad se te miente”.

Ya no es posible seguir esta ruta de murciélagos.  Es el momento que las rojas amapolas se conviertan en semáforos en las esquinas, para que no dejen pasar al hambre, la miseria, el engaño y la violencia.