Seis meses después de la desaparición de la pequeña Maddie McCann en el sur de Portugal, y a pesar de la movilización sin precedentes desencadenada, tanto mediática como financieramente, persisten las incógnitas, y nadie sabe qué pasó el 3 de mayo en Praia da Luz.
¿Madeleine McCann está viva o muerta? ¿Fue secuestrada mientras dormía? ¿Sufrió un accidente qué sus padres quisieron disimular? ¿Fue asesinada? Ni la policía portuguesa, ni los refuerzos británicos, ni los detectives privados contratados por el matrimonio McCann, han podido aportar una respuesta.
La investigación, centrada desde un primer momento sobre la hipótesis del secuestro, conoció un primer giro en agosto, cuando los policías portugueses, partiendo de pistas aparecidas tardíamente, declararon estar convencidos de la muerte de la pequeña, que tenía tres años en el momento de su desaparición.
El 7 de septiembre vino una nueva vuelta de tuerca: los padres de Madeleine, que desde meses atrás removían el cielo con la tierra movilizando desde famosos hasta al Papa, estaban bajo la lupa. La policía sospechaba que habían hecho desaparecer el cuerpo de la pequeña tras una muerte accidental.
Después de estos hechos, la encuesta se estancó con la destitución del inspector jefe, sancionado por haber criticado a sus colegas británicos.
Desde mediados de octubre, un nuevo equipo, dirigido por el ex director de la policía judicial Paulo Rebelo, investiga el caso, haciendo que la pesquisa volviese al punto de partida, con la sola seguridad de que «todas las opciones permanecen abiertas».
Nueva reconstrucción de los hechos, nuevos interrogatorios, y, según la prensa portuguesa, nueva investigación del primer sospechoso, detectado el 15 de mayo, el británico Robert Murat, quien será de nuevo interrogado próximamente por los investigadores.
La Policía Judicial dice, sin embargo, que espera los resultados completos de los análisis forenses realizados por un laboratorio británico.
Los primeros resultados, que incriminaban, según la policía judicial, a los McCann, no fueron juzgados como suficientes por el ministerio fiscal. Ya que, al no haber sido el apartamento precintado la noche de la desaparición, los elementos encontrados podrían haber sido contaminados.
Frente al continuo viraje de la investigación de la policía portuguesa, los detectives privados contratados por los McCann trabajan desde hace meses para resolver el caso.
El jueves, en una entrevista aparecida en el diario catalán La Vanguardia, Francisco Marco, director de la agencia Metodo3, que dice trabajar desde hace 6 semanas en la resolución del caso, dijo estar convencido de que «Maddie está viva» y que «alguien la secuestró» y «la hizo pasar a Marruecos».
A pesar de que el desenfreno que había en Praia da Luz se calmó tras la vuelta de los McCann a Gran Bretaña en septiembre, el caso -y sin duda los 1,5 millones de euros recibidos como fondos para financiar la investigación- continuan suscitando un gran interés.
El padre de la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en Portugal hace casi seis meses, regresó ayer a trabajar al hospital en Leicester, centro de Inglaterra, donde ejerce como cardiólogo, tras declarar que se sigue haciendo todo lo posible para encontrar a la pequeña.
«Estoy contento de reanudar con un poco de normalidad», señaló Gerry McCann, que fue declarado «sospechoso» por un juez portugués, junto con su esposa Kate.
Madeleine, de tres años de edad, desapareció el 3 de mayo cuando dormía en su habitación de un complejo hotelero de Praia da Luz, en el Algarve portugués, junto a su hermano y su hermana, mientras sus padres cenaban en un restaurante cercano.
La «familia ha hecho todo lo posible para establecer la infraestructura necesaria» para hallar a Madeleine, afirmó Gerry McCann a los reporteros que lo esperaban a la entrada del hospital.
«Eso me permite ahora regresar al trabajo», explicó McCann, pocos días tras saberse que la pareja había efectuado dos pagos de la hipoteca de su casa con el fondo para encontrar a Madeleine, que asciende a más de un millón de libras (2 millones de dólares).
Gerry y Kate McCann, quien también es médica, informaron por medio de su vocero, Clarence Mitchell, que dejaron de utilizar el fondo para pagar la hipoteca después de que fuesen declarados «sospechosos» por la justicia portuguesa, en setiembre pasado.
«El fondo ha tenido siempre la intención de asistir a la familia económicamente si fuera necesario», notó sin embargo el portavoz.
El portavoz de los McCann informó a la AFP que Kate McCann «no tiene planes de regresar al trabajo», al menos por ahora.