Se agota el tiempo



En poco más de una semana los candidatos tendrán que hacer sus cierres de campaña para dar paso a ese perí­odo de reflexión que, sin el contaminante ruido de la propaganda electoral, nos prepara para emitir el sufragio. A estas alturas de la contienda, todaví­a no se percibe entre la población un entusiasmo marcado por participar, acaso porque en el fondo no se notan diferencias grandes entre la propuesta de uno y otro de los contendientes y lo que el ciudadano sabe y conoce es como resultado de la ola de insultos que mutuamente se han lanzado en los meses anteriores.

Ambos dicen tener un programa de gobierno que, sin embargo, en los dos casos tiene un grave pecado original o una tremenda falla conceptual. Los dos candidatos obvian el tema fiscal y todos sabemos que sin dinero no se pueden hacer las cosas que están prometiendo hacer los dos aspirantes a la Presidencia de la República.

Puede ser que ya sea demasiado tarde para pedirles que, por caridad, se ocupen de ser serios y de plantear propuestas y programas con la debida fundamentación, tanto en el plano elemental de la lógica como en el también básico de la posibilidad de asignar recursos a las polí­ticas propuestas. Es tiempo de que los dos candidatos nos digan, por lo menos, cuál es su real postura frente a la cuestión fiscal, puesto que ello marca definitivamente gran parte de lo que podemos esperar de ellos.

Sobre todo permitirí­a conocer cuán honestos pueden ser al hacer sus planteamientos o que tan falsos son para ocultarle a la población la realidad del paí­s y las necesidades ineludibles de recursos. Por lo menos en los pocos dí­as que faltan para que sea cancelada definitivamente la campaña electoral, podrí­amos tener una mejor idea de cómo es la persona que habrá de gobernar al paí­s en los próximos cuatro años, porque ahora solo sabemos que se trata de un ingeniero y un general que tienen posiciones conservadoras, pero no hemos podido profundizar en su conocimiento, ni siquiera en el caso de Colom que ya va corriendo su tercera campaña y cuya personalidad sigue siendo enigmática porque empezó de la mano de la URNG y se ha ido desplazando hasta terminar en esta su última y definitiva campaña, de la mano de los grupos empresariales del paí­s.

Por tanta nebulosa y porque lo que está en juego es demasiado, hace falta que por lo menos sobre los impuestos ambos polí­ticos tengan la gentileza de abordar cómo piensan enfrentar la cuestión fiscal. Es urgente saber si están dispuestos a provocar un diálogo en busca del pacto fiscal, o si simplemente su idea será la de seguir clavando al consumidor aumentando el IVA como única respuesta a las necesidades del paí­s. En fin, sabiendo su postura ante los impuestos, podemos saber mucho de cómo ven al Estado y su futuro.