Una cumbre nacional inédita sobre la ecología para lanzar una «revolución ecológica» en Francia, con medidas tales como un impuesto a los vehículos más contaminantes, prioridad al ferrocarril y el desarrollo de la bio-agricultura, tiene lugar el miércoles y jueves en París.
Al término de este foro final, donde participarán expertos, ecologistas, representantes del empresariado, de los sindicatos, del Estado y de las colectividades, el presidente Nicolas Sarkozy arbitrará y tomará las decisiones.
Esta reunión es la culminación de cuatro meses de debates sin precedentes respecto a un amplio espectro de cuestiones que vinculan limitaciones económicas y la protección del planeta y del clima.
Entre la serie de medidas propuestas, algunas generan unanimidad, como la renovación térmica en la construcción o la extensión de la red ferroviaria a gran velocidad.
Un sistema de bonificaciones para los vehículos ecológicos y otro de impuestos para los más contaminantes fue bien considerado, pero por el contrario, la idea de reducir la velocidad máxima en un 10% en las rutas y autopistas, se mantiene en debate.
El uso de pesticidas, contaminantes del agua y del subsuelo son fuente de divergencias agudas o ideas como la de establecer una fiscalidad ecológica, generan polémicas.
En el debate participaron grandes organizaciones como Greenpeace o WWF (World Wide Fund for Nature – Fondo Mundial por la Naturaleza), pero otras asociaciones ecologistas minoritarias se abstuvieron porque Francia no proyecta cuestionar su estrategia nuclear, que proporciona 80% de su electricidad.
Esta cumbre sobre el medio ambiente será clausurada el jueves en la tarde por Nicolas Sarkozy en el palacio presidencial del Elíseo, en presencia de todo el gobierno y de invitados como la Premio Nobel de la Paz 2004, la keniana Wangari Maathai, y el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso.
Sarkozy anunciará sus decisiones al respecto y las medidas que adoptará el Estado para transformarlas en 15 ó 20 planes de acción.
Las medidas consideradas serán presentadas al Parlamento a comienzos de 2008.
Si bien todos los participantes concuerdan en que las discusiones permitieron superar prejuicios, cada uno tiene sus propios criterios de éxito y de fracaso.
Para los ecologistas en general, que esperan «resultados concretos», el establecimiento o no de un impuesto ecológico tendrá valor de prueba. De su lado, los empresarios se oponen a todo aumento de los impuestos que no se inscriba en un nuevo ordenamiento global de la fiscalidad.
El director ejecutivo internacional de Greepeace, Gerd Leipold, declaró su decepción el lunes en París, estimando que en lo que se refiere al clima y a la energía, las ideas no parecían concretarse en acción.
Al referirse al objetivo francés de reducir en un 20% la emisión de gases con efecto invernadero de aquí a 2020, Leipold aseguró que «no se conseguirá si se tiene en cuenta lo que se ha escuchado hoy».
Como una «manifestación enérgica» hacia los participantes en la reunión, la Alianza por el planeta, un colectivo de ONG’s ecologistas, llamó a los franceses a apagar la luz en sus casas y en las oficinas durante cinco minutos entre las 19H55 y las 20H00 locales del martes.
Desde ya, en París, la Torre Eiffel debería permanecer apagada.