Rivalidades polí­ticas en perspectiva



El número uno chino Hu Jintao consolidó su poder al término del congreso del Partido Comunista Chino, pero su nuevo mandato deberí­a estar marcado por una intensificación de la luchas polí­ticas sobre fondo de inestabilidad social.

«Hu Jintao reforzó su poder al ganar en dos bandos», considera Cheng Li, especialista de polí­tica china en el seno del Instituto Brookings de Washington.

«Hizo entrar en la constitución su polí­tica, la ideologí­a de la sociedad armoniosa y del desarrollo racional. E hizo entrar a sus partidarios en el comité central, muchos de los cuales vienen de la Liga de las Juventudes Comunistas», añade.

Para Ralph Cossa, director del Foro del Pací­fico de Hawai, «los cinco próximos años constituyen la ocasión para Hu de dejar su huella».

«Dispone de gente, de la base institucional, ahora deber demostrar de lo que es capaz», afirma.

«Â¿Transformará la economí­a? ¿Introducirá más pluralismo en la sociedad? ¿Habrá una mayor selección en la base de los dirigentes del partido?», se pregunta Cossa.

Para algunos analistas, el número uno comunista chino deberí­a sin embargo continuar con su gestión prudente en el terreno polí­tico y consensual con las diferentes facciones del partido.

Hu es «un guardián prudente y hábil de los intereses de la ’nueva clase’ de burócratas-empresarios que dirige el paí­s y que tiene la firme intención de impedir a cualquier precio que el pueblo interfiera en los asuntos polí­ticos», considera Michel Bonnin, otro sinólogo.

«Como mucho, podemos esperar que ponga un poco más de realidad a las consignas que hizo aprobar al Partido (…) es decir que se esfuerce por limitar las crecientes desigualdades sociales que amenazan la estabilidad del régimen así­ como el desarrollo cuantitativo desenfrenado que pone en peligro el medio ambiente en China y, en segundo término, el del mundo», explica.

Según Willy Lam, un sinólogo de Hong Kong, «Hu es un hombre con mucha prisa, porque sólo le quedan cinco años».

«Su discurso en el congreso (del partido el lunes) mostró que queda todaví­a mucho por hacer, pero tiene que enfrentar la resistencia de los reyezuelos y empresarios locales», considera Lam.

La cuestión de su sucesión podrí­a constituir un problema.

Dos posibles herederos accedieron el lunes al seno de la dirección suprema, Xi Jinping, el número uno de Shanghai, y Li Keqiang, actual jefe de la provincia industrial de Liaoning (noreste).

El primero pertenece a la facción de los «hijos de prí­ncipes», los privilegiados del régimen descendientes de los primeros revolucionarios. El segundo, a la de la Liga de la Juventud Comunista, la base del poder del actual número uno.

«Hu Jintao intentará ciertamente apoyarse en el segundo, siendo él mismo un ex miembro de la Liga», juzga Bonin.

«Pero está claro que no tiene el poder de ahogar a la otra rama, apoyada por poderosos grupos de intereses. Será interesante observar la rivalidad eventual entre estas dos categorí­as y especialmente la que podrí­a surgir entre Li y Xi», agrega.