Acertada acción



Cuando la Policí­a Municipal de Tránsito inició sus operaciones se centró en tres acciones concretas que rindieron buen resultado. Controló el estacionamiento de vehí­culos en lugares prohibidos para asegurar la movilidad del tráfico, sancionó a los conductores que no usaban el cinturón de seguridad y a los que hablaban por celular mientras conducí­an. Estas dos últimas sirvieron para salvar vidas y evitar accidentes viales, pero por alguna misteriosa razón en ambos casos dejaron de actuar y se hicieron de una vista tan gorda como la que tienen para controlar a los autobuses del transporte urbano.

Y como no tenemos realmente educación vial, lo que se ganó a fuerza de sanciones se perdió el mismo dí­a en que se dejó de aplicar la norma legal a los conductores. Hoy se anuncia con bombos y platillos que la PMT volverá a sancionar a los que hablan por celular mientras manejan, no obstante que la prohibición está legalmente establecida y por lo tanto es una irresponsabilidad haber dejado de aplicar la ley. Si algo es funesto para la seguridad vial es la cantidad de conductores que utilizan los aparatos de telefoní­a celular móvil mientras se desplazan por el ya complejo tránsito urbano. Unos lo hacen mientras van a alta velocidad y son peligrosos, pero no lo son menos los que reducen la velocidad para «atender» su teléfono mientras conducen.

En resumidas cuentas, y como hoy mismo lo dice la PMT, está cientí­ficamente demostrado que uno de los mayores factores de riesgo en el tránsito es el uso de los teléfonos celulares mientras se maneja, por lo que en casi todo el mundo existen prohibiciones acompañadas de sanciones muy severas porque se entiende que hay peligro no sólo para quienes cometen esa falta, sino también para otras personas que pueden ser ví­ctimas de la irresponsabilidad de los conductores.

La exigencia para que se impida de manera absoluta y categórica el uso de celulares mientras se conduce tiene que ser tajante y lo mismo la que requiere el uso de los cinturones de seguridad para los pasajeros de cualquier vehí­culo, puesto que ello salva vidas como también se demuestra con los abundantes estudios existentes sobre seguridad vial.

Los cepos y las multas sirvieron mientras la PMT cumplió con su deber para ayudar a mejorar no sólo la fluidez vial sino la seguridad en el tránsito y es penoso el reconocimiento de que se hicieron de la vista gorda durante tantos años. Es como que la Policí­a Nacional Civil nos diga que ahora si tratarán de capturar a los ladrones porque ya se les dio suficiente tiempo para que aprendan a respetar la ley. No valen excusas y ningún viaje puede considerarse tan largo como para que no se pueda apagar el teléfono celular y garantizar, de esa manera, que la gente estará concentrada en lo que hace. Ojalá esta decisión no sea temporal sino definitiva para acatar la ley.