Fuerte seguimiento de la huelga en Francia


Caminata. La Unión de Trabajadores llevó a cabo una marcha, en el marco de la huelga en Francia, la cual paralizó, entre otras actividades, el transporte y la producción de energí­a eléctrica. (AFP / La Hora)

Los transportes estaban muy fuertemente perturbados hoy en Francia a causa de una huelga contra la supresión de los regí­menes especiales de jubilación que constituye un primer pulso social para el presidente Nicolas Sarkozy, cinco meses después de su elección.


Es la huelga de este tipo más importante desde 1995 y el paí­s se preparaba para vivir toda la jornada a ritmo muy lento.

En un hecho excepcional, ocho sindicatos de transportes llamaron conjuntamente a la huelga así­ como seis sindicatos del metro parisino y cinco de las federaciones de Energí­a.

En la mañana del jueves, el tráfico estaba «muy perturbado», en muchos casos inexistente, en los ferrocarriles, según la empresa pública de transporte ferroviarios SNCF. La situación era similar en los trenes de cercaní­as y el metro parisino.

Además de la capital, la mayor parte de grandes ciudades francesas, entre ellas Marsella (sur) y Lyon (este) se vieron afectadas por el paro.

En Parí­s, las cuatro estaciones principales estaban casi desiertas y ningún tren circulaba hacia el principal aeropuerto del paí­s, Roissy-Charles de Gaulle, donde pernoctaron decenas de personas para no perder sus vuelos.

En cambio, el tráfico aéreo era normal en los dos aeropuertos de Parí­s, según las autoridades aéreas.

A las 07H30 locales (05H30 GMT) se contaban cerca de 130 km de atascos en la región de Parí­s, es decir el doble de un dí­a normal.

Para conjurar la parálisis de los transportes, los franceses recurrieron a planes alternativos, como compartir coches, sacar las bicicletas, caminar o simplemente quedarse en casa.

También los sindicatos de Energí­a llamaron a la huelga, especialmente en Electricité de France (EDF) y Gaz de France (GDF), dos de las empresas más afectadas por la reforma de los regí­menes especiales de jubilación.

Otros sectores del funcionariado, como los correos o la educación, se verán también afectados en menor medida por la reforma, promovida por Sarkozy en el marco de su polí­tica de «ruptura».

Estos regí­menes, que conciernen a unos 500.000 empleados y a 1,1 millón de jubilados, permiten en ciertos casos dejar de trabajar a los 50 años en condiciones ventajosas.