Feliz cumpleaños, Gerhard


Anuncio. Imagen de la pizarra de actividades de Gerhard Ertl, en donde incluyó la carta que recibió por haber sido anunciado como ganador del Nobel de Quí­mica. (AFP / La Hora)

El alemán Gerhard Ertl recibió el mejor de los regalos el miércoles, en su 71 cumpleaños: ganar el Premio Nobel de Quí­mica por su trabajo pionero sobre los procesos quí­micos en las superficies sólidas, cada vez más importantes por sus aplicaciones en la industria.


«Esta ciencia es importante para la industria quí­mica y puede ayudarnos a comprender diferentes procesos como por qué el hierro se oxida o cómo funcionan los catalizadores de nuestros automóviles», señaló el Comité Nobel al dar a conocer el premio.

El logro de Ertl ha sido el haber construido paso a paso un método que, progresivamente le ha conducido a lograr una visión completa de una reacción quí­mica en una superficie.

El cientí­fico es el segundo alemán que recibe un Nobel en la edición de 2007, después de que el martes se otorgase el Nobel de Fí­sica a Peter Grunberg, junto con el francés Albert Fert.

Ertl es profesor de la institución alemana Fritz-Haber-Institut der Max-Planck-Gesellschaft y fue uno de los primeros cientí­ficos en entender el potencial de las reacciones quí­micas en superficies sólidas, cuando se iniciaron los estudios en este campo, en la década de los años Sesenta.

«Ertl logró proporcionar una descripción detallada de cómo ocurren las reacciones quí­micas en superficies y, en este sentido ha contribuido a la fundación de la quí­mica en superficies moderna», precisó la Academia Royal de Ciencias de Suecia, que otorga el galardón.

Para esta institución, «las reacciones quí­micas sobre superficies catalí­ticas juegan un papel vital en numerosas operaciones industriales como la producción de fertilizantes».

«La quí­mica en superficies sólidas también puede explicar el deterioro de la capa de ozono», a través de reacciones quí­micas en las superficies de los cristales de hielo en la estratosfera, añadió.

Asimismo, los conocimientos sobre las reacciones quí­micas en superficies sólidas ayudan además a los cientí­ficos a producir combustibles renovables más eficaces y crear nuevos materiales para componentes electrónicos.

En 2006, el Nobel de Quí­mica recayó en el estadounidense Roger Kornberg, hijo de otro cientí­fico también laureado con el Nobel, por sus trabajos fundamentales sobre uno de los elementos clave de la vida: la transcripción de los genes.

El Nobel de Quí­mica es el tercer galardón atribuido esta semana.

El de Medicina inauguró el lunes la edición 2007 de los prestigiosos galardones con su atribución a los estadounidenses Mario Capecchi y Oliver Smithies y el británico Martin Evans.

Los trabajos de esos tres investigadores sobre la creación de ratones transgénicos que han abierto nuevos horizontes en la investigación de enfermedades como el cáncer o el Alzheimer.

El martes, el Nobel de Fí­sica fue atribuido al francés Fert y al alemán Grunberg por su descubrimiento de una tecnologí­a reciente que permite la miniaturización de los discos duros que ha transformado en menos de 20 años las tecnologí­as de la información.

El Nobel de Literatura será atribuido el jueves y el más prestigioso de todos, el de la Paz, será anunciado el viernes en Oslo.

Por último, el lunes, la proclamación del premio Nobel de Economí­a cerrará la edición de 2007.

Los Premios Nobel fueron creados por el industrial sueco Alfred Nobel para que después de su muerte, en 1896, su fortuna fuese redistribuida en forma anual de premios, que se atribuyeron por primera vez en 1901.

Los galardones se entregarán, como es tradición, en una ceremonia oficial, el 10 de diciembre, dí­a del aniversario de la muerte de Alfred Nobel. Los premiados recibirán una medalla de oro, un diploma y un cheque de 10 millones de coronas suecas (1,08 millones de euros).

Mudo, pero orgulloso

El nuevo Premio Nobel de Quí­mica, el alemán Gerhard Ertl, declaró el miércoles en Berlí­n haberse quedado «mudo» y estar lleno de «orgullo» cuando el jurado de Estocolmo anunció su galardón.

«Al principio me quedé mudo cuando recibí­ la noticia de Estocolmo. Ahora, el orgullo es el sentimiento que me domina», declaró a la AFP.

El director honorario del Instituto Fritz-Haber, que depende de la empresa alemana cientí­fica Max-Planck, recibió la noticia en su despacho, a donde habí­a acudido como cada dí­a pese a celebrar su 71 cumpleaños.

«No puedo decir que me esperaba el premio. Sin embargo, sabí­a que estaba en la lista de candidatos», dijo.

Ertl, que ha llevado a cabo la mayor parte de su carrera como investigador en Hannover, Munich y Berlí­n, se congratuló de que Alemania es un paí­s que favorece la investigación.

«Nunca tuve problemas, pero puedo entender los lamentos sobre una falta de dinero», añadió al considerar que la situación de los investigadores en Alemania es más favorable que la existente en Estados Unidos.

Ertl ganó el Nobel de Quí­mica por sus trabajos sobre los procesos quí­micos en superficies sólidas que han tenido importantes aplicaciones en la industria, desde el campo de los fertilizantes a los vehí­culos catalí­ticos.