Los mejores rubí­es y jades del mundo


Contradicciones. Un hombre de Myanmar muestra una pancarta en donde se queja del alto costo de la vida. El pueblo muere de hambre, a pesar de que viven en un paí­s muy rico. (AFP / La Hora)

Birmania, que integra la lista de paí­ses más pobres del mundo, es no obstante rico en gas y uranio, y posee un fabuloso tesoro de piedras preciosas cuya comercialización no se verí­a muy afectada por la crisis polí­tica que sacude a la nación.


Hace unos dí­as, en el salón de la joyerí­a de Hong Kong, donde se exponí­an gemas de origen birmano, «compradores y vendedores se dieron cita sin manifestar un nerviosismo particular», relató a la AFP Emmanuel Piat, uno de los más importantes lapidarios de la plaza parisina.

«Los precios de las piedras más raras ciertamente han subido, pero esto no tiene nada que ver con Birmania, ya que el salón abrió sus puertas el 25 de septiembre, ví­spera de la represión de las manifestaciones en Rangún. De todos modos, los hechos son demasiado recientes como para que podamos sentir un cambio», agregó Piat.

No obstante, estimó que si persisten los disturbios «el precio del quilate de rubí­ podrí­a aún aumentar sensiblemente en Tailandia, que se convirtió hace unos años en el primer mercado mundial de piedras de color, hacia el cual Birmania exporta oficialmente o de manera fraudulenta sus más bellas piedras».

Descrita en la novela «El valle de los rubí­es» del escritor francés Joseph Kessel, la región de Mogok, al noreste de Birmania, extrae de sus minas desde hace 700 años zafiros y otras piedras preciosas.

Y sobre todos los rubí­es más bellos del mundo, color «sangre de paloma», considerados como los mejores por los lapidarios.

«Más de la mitad de los rubí­es comercializados en el mundo son extraí­dos de Birmania, mientras Madagascar es otro importante proveedor de piedras rojas», explicó Jean-Paul Frediani, lapidario de Niza.

El precio de un quilate de rubí­, sobre todo si su peso es superior a tres quilates, supera muchas veces el de un diamante de gran calidad.

En 2006, en una subasta de Christie’s, un rubí­ birmano de 8,62 quilates alcanzó el precio récord de 3,7 millones de dólares (425.000 dólares el quilate).

Muchos factores juegan a favor de un nuevo aumento de los precios de las gemas, en primer lugar la imaginación fecunda de los nuevos joyeros de las casas Dior o Chanel. Ambas casas diseñan piezas donde las amatistas, el topacio y la turmalina comparten la escena sin complejos con los diamantes, las esmeraldas y los zafiros.

Estas joyas seducen a las nuevas fortunas de Asia, Rusia y Oriente Medio, que muchas veces las adquieren en la Plaza Vendí´me de Parí­s.

El mercado birmano de piedras está en manos de dos filiales, según Piat. La filial oficial controlada en 50% por la junta militar, que organiza una o dos veces por año una subasta de gemas, y «la otra», en la cual algunos se libran al contrabando con Tailandia, actualmente primer lapidario del mundo de piedras de color.

El uranio tambén serí­a responsable del alza de las cotizaciones del rubí­. En mayo Rusia concluyó con Birmania un acuerdo de cooperación para la creación de un centro de investigación nuclear.

«Los rusos explotan desde hace poco el uranio de la región de Mogok, compitiendo directamente en la muy difí­cil extracción de las piedras», explicó un lapidario parisino.

El jade imperial (verde esmeralda) es otro tesoro de Birmania muy apreciado por los chinos, que son los principales clientes de Rangún, tanto oficialmente como en el mercado negro.

«Hace tres años Estados Unidos decretó un embargo sobre las piedras preciosas provenientes de Birmania, pero sólo Tiffany respeta en 100% esta regla», aseguró Piat.