Candidatos sospechosos de lambiscones e hipócritas


Eduardo_Villatoro

Los candidatos presidenciales que participaron en la actividad de la Conferencia Episcopal de Guatemala, para que respondieran a preguntas que razonablemente no es posible contestar con un “sí­â€ o con un “no” –o lacónicamente– porque los asuntos abordados son para debatirlos sensatamente y no para ganar el favor de los obispos de una religión o el voto de los electores.

Eduardo Villatoro

 


Me refiero al Foro por la Vida y la Educación, cuyo nombre implicarí­a un severo, amplio, profundo y objetivo análisis a causa de los temas tan controversiales que, en otros paí­ses, se han intentado dilucidar desde la perspectiva de la ciencia y a la luz de la moral y la religión, sin que, en la mayorí­a de los casos, la controversia en torno al aborto, los métodos anticonceptivos y las preferencias sexuales hayan arribado siempre a conclusiones consensuadas y ecuánimes.
 
Pero en Guatemala, en plena etapa de proselitismo electoral, esos polí­ticos, la mayorí­a sin ninguna formación cientí­fica al respecto y con nula ilustración bí­blica â€“excepto el expastor Harold Caballeros y en menor medida doña Patricia de Arzú–, no vacilaron en responder categóricamente a las preguntas de los obispos, expresando pobres y parcos criterios para endulzar los oí­dos de sus interlocutores, sin sonrojarse al proceder como vulgares lambiscones, por no decir con descarada hipocresí­a, poniendo de relieve que su ignorancia en los temas supera a su dudosa honestidad.
  
Para intentar ilustrar mejor mis sospechas, citaré peguntas de casos hipotéticos a fin de que el lector (católico o evangélico, agnóstico o ateo) obtenga sus propias opiniones: ¿Usted, candidato presidencial, qué harí­a si su hija adolescente se presenta a su casa con las ropas rasgadas y el cuerpo golpeado porque fue agredida y violada por perversos pandilleros drogadictos? Además de pedir auxilio de las autoridades y conducir de inmediato a su hija a un sanatorio privado ¿estarí­a de acuerdo que los médicos le apliquen procedimientos para que no quede preñada y evitar enfermedades infectocontagiosas y VH/sida; y que, si así­ fuere el caso, le suministren la pí­ldora del dí­a siguiente para interrumpir el embarazado no deseado? ¿O dejarí­a que su hija quede encinta con las  previsibles consecuencias?
 
Otras preguntas para usted, púdico candidato, ¿Jamás en su vida tuvo una fugaz aventura de una noche y en medio de la nebulosa alcohólica utilizó un condón para evitar que le trasmitieran una penosa enfermedad? ¿O lo ha usado con su propia esposa para no engendrar más hijos? ¿Está enterado de que la mayorí­a de los abusos sexuales contra menores son cometidos por cercanos familiares varones de las ví­ctimas? ¿Sabe cuántas mujeres jóvenes mueren al abortar en “clí­nicas” fantasmas?
 
El espacio no da para más preguntas, pudoroso polí­tico que no miente, no engaña ni es corrupto, y que hizo del foro una farsa al no hablar con su verdad, si la supiera.
 
(En su noche de bodas, Romualdo Tishudo le pregunta a la desposada Roxana: –¿Aún sos virgen, mi amor?  La ardiente chica repone: –¡¿Cómo se te ocurre hablar de religión en estos momentos?!).