De esposas y damas a ciudadanas


Sandra de Colom y esposa de Otto Pérez.

Miriam Maldonado

Directora del Instituto Universitario de la Mujer

Universidad de San Carlos de Guatemala

El marco de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad ciudadana que tenemos las mujeres en este proceso, para ejercer nuestra ciudadaní­a plena, de elegir y ser electas en los cargos públicos de decisión, que nos permita aportar al desarrollo de nuestro paí­s.


Como resultado de la primera vuelta, fueron electas diputadas, alcaldesas y consejalas entre otros cargos, quienes tendrán que vencer grandes obstáculos polí­ticos, sociales y culturales como mujeres, para poder incidir con sus propuestas, en los espacios de decisión.

La mujer relegada

Por muchos siglos, a las mujeres se nos vedó nuestros derechos ciudadanos, para el caso de Guatemala, por las luchas del movimiento sufragista, alcanzamos este derecho a partir de 1945 las mujeres alfabetas y veinte años después, las mujeres analfabetas.

Esto evidencia, que las sociedades consideran que los asuntos públicos no son competencia de las mujeres y así­ fuimos educadas históricamente. Esto lo ilustra Patricia Borrayo en su libro «En el Trazo de Mujeres», en el que acota que las mujeres fuimos educadas históricamente como buenas hijas, madres y esposas, además que «la educación femenina tení­a un acentuado espí­ritu doméstico, en el que cultivaban virtudes de honestidad, recato y sumisión al varón».

Romper con estas estructuras históricas y patriarcales, no ha sido fácil, estamos en el proceso de ir construyendo oportunidades, para que más mujeres podamos ser ciudadanas concientes y aportar libremente en la sociedad como funcionarias, profesionales, trabajadoras, madres y esposas por opción y no por asignación.

La primera dama

Las mujeres además de ejercer cargos públicos de diputadas, alcaldesas, ministras entre otros; también han desempeñado la función de Primera Dama, que se le denomina a la esposa del presidente o el primer mandatario de determinados paí­ses e incluso una región, o en su defecto, alguien que cumple ese rol en ceremonias oficiales. En caso de que el mandatario sea mujer, su marido, en ocasiones, es conocido como Primer Caballero

En algunos paí­ses, debe cumplir con ciertas funciones de carácter protocolario, como acompañante del Presidente en viajes oficiales, participar activamente en instituciones y recepciones oficiales. Pero también, dependiendo del paí­s, la Primera Dama se enfoca en una causa en especial.

En Guatemala, la Secretaria de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP) del Gobierno fue creada en 1991, bajo la dirección de la Primera Dama de la Nación , con el objetivo primordial de impulsar e implementar programas de carácter social que beneficien a los niños, niñas, mujeres, las familias y la comunidad en general.

Tiene a su cargo la elaboración de polí­ticas, programas y acciones prioritarias de bienestar social y se atienden tres temas fundamentales, para el cumplimiento de su misión: la salud, educación y desarrollo comunitario orientados a los grupos vulnerables del área rural del paí­s, con enfoque a la familia.

Le corresponde promover y apoyar, acciones en educación y salud que incidan en una nueva generación de guatemaltecas y guatemaltecos, sanos y con oportunidades, por medio de la participación de la mujer, contribuyendo así­ a que las familias guatemaltecas posean un alto nivel de desarrollo humano integral, reflejado en mejores indicadores de salud, educación e ingresos.

Además de esta responsabilidad, en la «XII CONFERENCIA DE PRIMERAS DAMAS, ESPOSAS Y REPRESENTANTES DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DE LAS AMí‰RICAS, realizada en Santo Domingo, República Dominicana; surgió la idea de la Conferencia de las Primeras Damas de Centroamérica, como mecanismo de concertación y a partir del año 1991, se incorporan otros paí­ses de América Latina y el Caribe, celebrándose en Venezuela la I Conferencia de Esposas de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, convirtiéndose, a partir de entonces, en un evento anual con la intención de compartir los problemas sociales comunes de la región e intercambiar información, ideas y experiencias para el desarrollo de polí­ticas sociales en sus respectivos paí­ses, promover programas y proyectos dirigidos al fortalecimiento y bienestar de sus poblaciones y aunar esfuerzos a fin de buscar soluciones a los problemas comunes.

En el 1994, la Primera Dama de los Estados Unidos invitó a las Primeras Damas participantes en la Conferencia a una reunión especial en la Primera Cumbre de las Américas. Se convierte así­ en un evento hemisférico, con la participación de Estados Unidos y Canadá. En 1999, siendo Canadá sede de la IX Conferencia, amplió la misma para que participaran asesores técnicos, organizaciones no gubernamentales, agencias de cooperación internacional y oficiales de gobierno.

Todos estos compromisos requieren de la Primera Dama compromiso, ética, conocimientos y conciencia de ser mujer, entre otras calidades.

Debe comprometerse

A partir del 14 de enero del próximo año, una mujer en su calidad de ciudadana y funcionaria, tendrá la oportunidad de promover acciones a favor de la sociedad y en particular de las mujeres; en coordinación con organizaciones nacionales e internacionales, por lo que esperamos su compromiso ciudadano para resolver en forma conjunta, los grandes problemas que enfrenta la sociedad y en particular de las mujeres guatemaltecas.