Alomar y Blyleven se alistan


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Roberto Alomar y Bert Blyleven aún afinan sus discursos de ingreso al Salón de la Fama, pero es posible que sea una tarea más complicada para el caribeño cuando los dos ex estrellas de las Grandes Ligas entren al terreno sagrado del béisbol.

Por JOHN KEKIS Agencia AP

«No será sencillo. Empezaré en español», dijo el puertorriqueño Alomar el viernes en una conferencia de prensa por teléfono, nueve dí­as antes de que ambos sean entronizados en el Salón de la Fama del Béisbol. «Luego, terminaré en inglés. Espero que hablar con el corazón».

«Creo que los nervios siempre van a tomar el control», estimó Alomar. «El corazón va a estar agitado, las rodillas estarán temblando. Es como Lou Gehrig dijo: Seré el hombre más feliz de la Tierra ese dí­a».

El momento culmen de Alomar pudo haber llegado un año antes, pero el segunda base ambidiestro con el madero que pegó 210 jonrones, impulsó 1.134 carreras y tuvo un .300 de porcentaje fue soslayado en su primer año de posible ingreso al Salón de la Fama.

Este año fue mencionado en el 90% de las boletas y se convirtió en el 26to jugador con al menos 90% en cualquier elección. Fue finalmente nombrado en 523 boletas, que es el tercer mayor número total de todos los tiempos.

«Nunca sabes cuándo vas a llegar. Quizá el año pasado no era mi año», dijo Alomar, quien se une a Roberto Clemente y Orlando Cepeda como los únicos jugadores nacidos en Puerto Rico elegidos para entrar al Salón de la Fama. «Este era el año. Para mí­, conseguir tantos votos, me impresionó. Pero nunca voltee a ver qué habí­a pasado el año anterior. Esperaba este año y estoy feliz».

«En la vida, uno debe esperar cualquier cosa. Muchas personas dijeron que se suponí­a que entrar al Salón de la Fama en mi primer año, pero muchos jugadores no han tenido tal honor tampoco, como Joe DiMaggio. Al principio, estaba un poco molesto, pero la vida sigue. No era mi año el pasado».

Y no ocurrió muy probablemente debido a un incidente en un encuentro de los Azulejos de Toronto en septiembre de 1996 que empañó la reputación estelar de Alomar.

Puesto out en un tercer strike por el umpire John Hirschbeck en un lanzamiento que aparentemente iba afuera, los dos discutieron y Alomar fue expulsado. Antes de dejar el plato, Alomar le escupió a Hirschbeck en el rostro y fue suspendido cinco encuentros. Dijo en aquel tiempo que creí­a que Hirschbeck estaba tenso porque su hijo de 8 años, Drew, habí­a muerto en 1993 de una extraña enfermedad cerebral.

Alomar intentó reparar su imagen en la última parte de su carrera que terminó en el 2004 y actualmente tiene en Hirschbeck a un buen amigo.