El Banco Central Europeo (BCE) redujo ligeramente el jueves las previsiones de crecimiento de la eurozona para este año en un contexto de inestabilidad de los mercados globales, pero mantuvo su pronóstico para el año próximo.
El BCE estima ahora que la economía de los 15 países de la eurozona -que incluye a Alemania, Francia, España e Italia- crecerá un 2,5% en 2007, contra su anterior pronóstico de 2,6%, y que se expandirá un 2,3% en 2008, como sostuvo en sus proyecciones anteriores.
El BCE también indicó que mantenía sus pronósticos de inflación para los 15 países de la eurozona este año y el próximo en 2%.
Por primera vez las estimaciones incluyeron a Chipre y Malta, que se espera amplíen la eurozona de 13 a 15 países el 1 de enero de 2008.
El presidente del BCE, el francés Jean-Claude Trichet, hizo las proyecciones en una conferencia de prensa tras la decisión de la institución de mantener su tasa de interés directriz en 4%.
No obstante, Trichet alertó de que persisten riesgos de un alza de la inflación y dejó la puerta abierta a futuros incrementos de las tasas para contrarrestarla al señalar que la política monetaria del banco se adaptará a la coyuntura.
Los riesgos inflacionistas siguen «orientados al alza a mediano plazo», indicó Trichet.
Mantener la inflación bajo control es la tarea principal del BCE, pero la institución también está «prestando mucha atención a los desarrollos en los mercados», indicó.
«Esto es aún más importante en tiempos de volatilidad y de mayor incertidumbre en los mercados financieros», dijo Trichet.
El presidente del BCE dijo que «la transparencia es esencial» para tranquilizar a los mercados nerviosos, y recordó que la falta de claridad agravó la crisis asiática 10 años atrás.
Sus comentarios sugirieron que el BCE podría decidir aumentar las tasas próximamente, pero no dijo cuándo.
«El consejo de gobernadores vigilará muy de cerca todos los desarrollos. En base a nuestra evaluación y actuando de manera firma y oportuna, nos aseguraremos de que los riesgos a la estabilidad de los precios a mediano plazo no se materialicen», destacó.
La decisión de dejar sin cambios el costo del crédito en la eurozona marca un cambio de rumbo en la política monetaria del BCE centrada en el ajuste de las condiciones monetarias. Hasta inicios de agosto, el banco sugería que habría un alza de las tasas.
Refleja la preocupación sobre la inestabilidad en los mercados financieros mundiales, que puede afectar el crecimiento económico, y puede interpretarse como otro intento para calmar los mercados monetarios sacudidos por la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos, según analistas.
«Por lo que puedo recordar, esta es la primera vez que el BCE ha dado un giro de 180 grados así, archivando una medida sobre las tasas anunciada previamente», indicó el economista jefe del Bank of America para Europa, Holger Schmieding.
«Esto nos dice que mucho debe haber cambiado en las últimas cinco semanas», estimó.