Cierto es que Guatemala tiene un sistema político aberrante que permite la proliferación de candidaturas que al final de cuentas no llegan a tener ninguna incidencia en el proceso electoral, pero justo es preguntarse cuántas de esas candidaturas no llegan a crecer porque los medios de comunicación en general las convertimos en invisibles. A partir de las encuestas, que se producen sin control ni regulación, se va decidiendo quiénes sí y quiénes no pueden participar en eventos y foros.
Ayer, por ejemplo, se convocó a Eduardo Suger para participar en el último foro de campaña como candidato ocupando un quinto lugar en las encuestas y hoy aparece otra encuesta en la que se presenta a Luis Rabbé en mejor posición que él. ¿Cuál es el criterio que se sigue para decidir quién participa en un foro de esa naturaleza?
No estamos ni a favor ni en contra de ningún candidato, pero obviamente los medios estamos teniendo el poder de decidir quién cuenta y quién se vuelve invisible al negarles espacio. Si el sistema es deficiente porque permite demasiados candidatos, hay que cambiar el sistema, pero todos los candidatos inscritos legalmente de acuerdo a ese sistema deben tener idénticos derechos si hablamos de una verdadera democracia. Eso hace que los medios nos convirtamos en abusivos y prepotentes asumiendo una calidad que no nos corresponde para escoger a los de la foto.
Creer en la «objetividad» periodística como factor para decidir sin intereses de ningún tipo la participación o la cobertura de las actividades de un candidato es ser pendejo. No existe absoluta objetividad y aquí mismo lo podemos decir porque nuestros redactores y personal a cargo de la cobertura tiene sus preferencias y en la dirección tenemos que estar tratando de controlar esas situaciones, lo cual no siempre es posible.
Por supuesto que un foro con 14 candidatos sería tedioso y poco productivo. Pero el de ayer con cinco tampoco fue que se distinguiera porque nos iluminó a los electores sobre la decisión que tenemos que tomar el próximo domingo 9 de septiembre. Repetimos que a nuestro juicio hay un problema serio de estructura del sistema político, pero hay otro más grave cuando los medios se basan en encuestas que no tienen control o regulación de autoridad electoral y que pueden sacarse datos de la manga sin que nadie tenga derecho a chistar para dejar fuera de la participación a los candidatos calificados de pequeños. Pequeños que, justo es decirlo, lo serán más en la medida en que los hagamos invisibles para que el elector ni siquiera pueda conocerlos simplemente porque a un encuestador se le ocurrió realizar su muestreo de una forma en la que, de entrada, dejó fuera a los que no tuvieron pisto para arrancar con una vigorosa campaña. Por eso es que insistimos en que aquí no estamos hablando de democracia, sino de una simple, vulgar y corriente pistocracia.