Contra el CAMIP


Cristóbal Monzón Lemus

Ahora sí­, se pusieron bravos los funcionarios; doctor Carlos Enrique Palma, y el licenciado, Daniel Ardiano Alonso, con los pacientes del CAMIP. (Copio los nombres de los jefes responsables del CAMIP, de una circular, aviso supervivencia, de los jubilados, del IVS del IGSS); tanto así­, que las puertas de ese Centro, ya no están abiertas como antes a las 6:00 a.m., dando oportunidad a dejar el carné con cita, al buzón de su clí­nica respectiva, y enseguida sentarse a esperar el momento de ser llamado por su médico tratante. Aliviando un tanto el cansancio de la espera desde las cinco de la mañana, de los pacientes, con el propósito de obtener el número más bajo y salir más temprano con su medicina. Pero especialmente de quienes llegan a las 4:00 de la mañana con el fin de recibir su medicina de dos meses, que antes se les despachaba a los números más bajos, a: 10:30 a.m. Otros 12:30 del mediodí­a y 03 p.m. Ahora se despacha hora fija, a las 12:30 horas (si hay) y 03 p.m. Suman en consecuencia, 08 y media hora de espera, tres de pie bajo inclemencia del tiempo, y cinco y media, dentro del edificio, si encuentra donde sentarse, lo cual, para un anciano, es un sacrificio.

Una paciente del municipio de Cuilapa, manifestaba su preocupación, que aún llegando temprano, 5:30 a.m., no encontró parqueo en el interior del CAMIP, y tení­a pena por cualquier robo a su vehí­culo. Las autoridades ordenaron poner obstáculos (blocks, piedras, y demás) desde la única entrada, pasando por las clí­nicas de maternidad, la farmacia, hasta la salida, todo el lado izquierdo, donde era estacionamiento de vehí­culos, dejando ahora, sólo el lado derecho, donde caben talvez 25 carros, de 150 o más que antes se parqueaban sin peligro en el interior del CAMIP.

Siempre hemos esperado mejoras en el servicio del CAMIP, pero con lo dicho sucede todo lo contrario. Por respeto a las adultos mayores, ahora jubilados, pero cuando fuimos trabajadores activos, aportamos durante 15, 20 o más años, nuestras cuotas, cada mes, cuyos fondos fueron el cimiento y base del IGSS, origen de la reserva técnica de nuestras pensiones, y fuente de trabajo para muchos funcionarios que quizás olvidan esa génesis, y en consideración y cortesí­a, por no decir obligación, deberí­an de informarnos, de el porqué de los cambios, por cuanto tiempo, y con qué propósito, para atenuar un tanto esas molestias, que hacen de las visitas al CAMIP, una pesadilla.