Acelera su expansión mundial


Oleg Deripaska, el hombre más rico de Rusia.

El millonario ruso Oleg Deripaska, que esta semana aceleró su expansión mundial al comprar un 5% de General Motors e inició la carrera para quedarse con RussNeft, una de las 10 mayores petroleras rusas, es el hombre más rico del paí­s, conocido por su buena relación con el Kremlin.


De tan sólo 39 años, Deripaska, un ex fí­sico nuclear de origen humilde que preside el primer grupo mundial de aluminio, Rusal (Russian Aluminium), trepó las escaleras de una industria corroí­da por el crimen organizado en las privatizaciones post-soviéticas realizadas a toda prisa en los años 90.

En pocos años amasó una fortuna de unos 23.000 millones de dólares (16.800 millones de euros) y se alterna con el magnate Roman Abramovich, que reside en Londres, el primer lugar de la lista de hombres más ricos de Rusia.

Propietario del holding Basic Elements, Deripaska está casado con la hija del ex jefe de gabinete del fallecido presidente Boris Yeltsin y es considerado como uno de los oligarcas más allegados al actual presidente, Vladimir Putin.

Su última ambición es adquirir la empresa petrolera RussNeft, una de las 10 más grandes de Rusia, incautada esta semana por el fisco ruso.

Basic Element solicitó esta semana la autorización de los organismos antimonopolio para comprar RussNeft a su presidente y propietario, Mijail Gutseriyev, obligado a renunciar hace 10 dí­as tras denunciar una «persecución sin precedentes» del Kremlin, en un caso que trae a la memoria el desmoronamiento del grupo petrolero Yukos.

Su papel en el caso RussNeft se reducirí­a al «de intermediario», estimó Konstantin Batunin, analista del banco Alfa en Moscú.

«Su papel es comprar (el grupo) y conservarlo hasta que alguien lo vuelva a comprar», opinó, y declaró que no se sorprenderí­a si el potencial comprador es uno de los grupos públicos rusos, Gazprom o Rosneft.

En el último año, el magnate del aluminio no ha ocultado sus esfuerzos por convertirse en el «Rockefeller ruso» y ha incursionado en otros sectores como los automóviles, la construcción, la banca y la madera.

La adquisición de un 5% de General Motors apunta a diversificar las inversiones y ganar dinero en bolsa, pero no es la meta de Basic Holding apropiarse del primer fabricante de coches norteamericano, señalan allegados a Deripaska, en un intento de tranquilizar al resto del accionariado.

En mayo, el holding automovilí­stico de Deripaska, Russian Machines, propietario del fabricante de coches ruso Gaz, anunció una inversión de 1.540 millones de dólares en el fabricante de autopartes canadiense Magna. El oligarca también es propietario del grupo británico de camionetas y minbuses LDV.

En abril, el millonario compró un 30% de la constructora austrí­aca Strabag, la sexta de Europa, por 1.600 millones de dólares, y una fuerte participación en el grupo de construcción alemán Hochtief.

Rusal también adquirió en los primeros meses de 2006 minas y fábricas en China, Nigeria y Guyana.

Pero ex socios y rivales de Derispaska le han demandado en Gran Bretaña y Estados Unidos, acusándole de delitos en su ascenso en la violenta industria rusa del aluminio de principios de los ’90, cuando los asesinatos a sueldo, las golpizas y la ausencia de leyes eran moneda corriente, destacó el diario The New York Times en agosto de 2006.

Según el millonario, estos son vanos intentos de arruinar su reputación y perjudicar sus esfuerzos de expansión mundial.

El Departamento de Estado norteamericano le revocó un visado otorgado en 2005, sin dar explicaciones, y pidió en 2006 a Deripaska que no ingresara a Estados Unidos «hasta que no se resuelvan ciertas cuestiones sin especificar que se han planteado con el gobierno», señaló la empresa canadiense Magna la semana pasada.

En Rusia, Deripaska parece por ahora inmune a la caí­da que han experimentado otros oligarcas como el ex jefe de RussNeft o el ex propietario de Yukos, Mijail Jodorkovsky, condenado a ocho años de cárcel en Siberia por evasión fiscal.

Otros millonarios, no obstante, han decidido poner sus activos a salvo del alcance del Kremlin.