El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el mandatario venezolano Hugo Chávez realizaron sendas giras esta semana impulsando proyectos energéticos -no necesariamente convergentes- en una muestra de la creciente puja por el liderazgo en la región.
Lula viajó a México, Centroamérica y Jamaica enumerando las virtudes del etanol y proponiendo tecnología para su producción. Por su parte, Chávez visitaba Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia alentando «alianzas estratégicas» en base a su riqueza petrolera.
El presidente brasileño negó que su periplo tuviera fines ocultos.
«Brasil puede hacer muchas alianzas con Nicaragua sin tener la menor visión hegemónica (…). Esa hegemonía fue la que nos llevó a ser colonizados por tantos años (…), queremos soberanía, pero sobre todo gobernar a partir de nuestra conciencia, es con este espíritu que estoy en esta región», dijo Lula al presidente Daniel Ortega.
En México, sin embargo, Lula firmó un acuerdo de cooperación energética con su homólogo mexicano Felipe Calderón, que incluye el petróleo.
«Pienso que podríamos hacer experiencias de producción conjunta en terceros países, lo importante es que tenemos que evaluar las condiciones de financiamiento de cada empresa, de inversiones en nuevas tecnologías y al mismo tiempo de proyección de existencia de petróleo», declaró el mandatario sudamericano.
«Creo que hubo un intento de Lula de mostrar a México que Brasil es un país importante, es un país líder (…) creo que Chávez reaccionó como sabe reaccionar: promoviendo una competencia por el liderazgo», afirmó André Nassar, director del Instituto de Estudios de Comercio y Negocios Internacionales brasileño.
El analista admitió que aunque tal vez no estaba en los planes de Lula rivalizar con Chávez, «quedó claro que tenemos una disputa por el liderazgo en la que cada presidente está tratando de usar sus activos mas preciados: uno el petróleo, el otro el etanol».
El presidente venezolano declaró este viernes en La Paz que el acuerdo trinacional energético alcanzado con sus pares de Bolivia y Argentina «es una opción para ser libres», a través de la cual busca fortalecer «la integración del Sur».
Pero Chávez dijo además que esta «unión del Sur» debe ser un «contrapeso a las pretensiones hegemónicas de Norteamérica y de cualquier otra pretensión hegemónica», alusión cuyo destinatario no sería otro que Brasilia, según analistas.
«Desde el punto de vista del poder, el petróleo vale más que el etanol. No hay dudas. Chávez sabe que tiene una oportunidad de dar a entender a los demás que gana esa disputa», dijo Nassar.
Lula, alentando a los países centroamericanos y caribeños a considerar la producción de etanol porque es una energía renovable, existe tecnología en Brasil y ellos producen caña, les está proponiendo «un liderazgo futuro, Chávez en cambio ofrece un liderazgo presente», agrega el analista.
El influyente O estado de Sao Paulo concordó con este juicio en su editorial del viernes, afirmando que «Chavez continúa llevando ventaja en la competencia con Lula por la influencia sobre los socios latinoamericanos».
El mandatario caribeño no escatima esfuerzos. Durante su estadía en Buenos Aires declaró que Venezuela tiene gas «para abastecer a la región durante 200 años. A la Argentina no le queda mucho petróleo y lo mismo a Brasil».
Tampoco escapó al cotidiano paulista que Chávez -que compró además papeles del Tesoro argentino por 500 millones de dólares- no se privó de criticar a Brasil en Buenos Aires, «declarándose avergonzado por la demora en la construcción en Pernambuco de una refinería con participación de PDVSA», la petrolera estatal venezolana.
La dadivosidad de Chávez también suscita críticas de la oposición venezolana.
«Es lamentable que nuestra imagen en el mundo es un gobierno regalando la riqueza venezolana, mientras aquí aumenta la pobreza», declaró el jueves el ex candidato presidencial y gobernador del estado de Zulia, Manuel Rosales.