Se denomina así a la búsqueda de consumo excesivo de cualquier sustancia psicotrópica; es decir, se conoce normalmente como adicción, aunque este término también se aplica al uso de internet u otras actividades. La Organización Mundial de la Salud ha catalogado este término como farmacodependiente, y los científicos le llaman toxicomanía, y se describe como la dependencia física y psicológica de una sustancia psicoactiva que su uso afecta de forma integral al individuo.
La dependencia psicológica es un aspecto muy importante para que el hábito se reafirme o desaparezca, es decir, que si el cuerpo desarrolla tolerancia a una droga, necesita una dosis más fuerte para alcanzar el efecto necesitado, tomando en cuenta la predisposición que se tenga.
La adicción y la dependencia son fenómenos diferentes en los campos de la neurología como en la conducta; su origen deviene de la palabra adicto del latín a-dictio, no adicción; el adicto inicialmente era un seguidor del líder social, sin decirle nada, de allí addictio, dedicación, consagración».
El ser humano ha utilizado fármacos para diferentes fines como mejorar el estado de ánimo, controlar la ansiedad, el dolor o simplemente sentirse mejor; por ejemplo, la insulina es un medicamento que crea dependencia en los pacientes.
Los medicamentos se catalogan como de uso preventivo para prevenir los síntomas de cualquier enfermedad; y de uso paliativo para minimizar los síntomas cuando la enfermedad ya se ha producido. La abstinencia en la adicción se presenta al interrumpir el consumo de alguna sustancia, cuando el sujeto lleva algún tiempo de utilizarla.
Entre las drogas más consumidas están el alcohol, cuyo abuso a su consumo se denomina potomanía, y el tabaco; las cuales pueden ser consumidas por factores sociales, económicos, culturales y psicológicos, entre otros; ambos producen un alto índice de dependencia.
En estos casos, para que el tratamiento aplicado a las personas con estas adicciones, sea efectivo, es importante que el paciente acepte que se tiene una adicción. Existen terapias de grupo, en las cuales los participantes de estos grupos presentan los mismos problemas en común, y terapia centrada en el cliente, en este tipo de terapia, el terapeuta no ve al cliente desde la perspectiva de un todo sino desde su individualidad como persona; entre otras.