Los impuestos



Uno de los temas que ocuparán la atención de los guatemaltecos durante el año que estamos por iniciar es el de los impuestos, tanto a nivel del fisco como del Municipio, y no hace falta ser demasiado perspicaz para entender que ello provocará un fuerte debate porque ese tema ha sido históricamente molesto para la sociedad guatemalteca. No es siquiera un tema que genera gran polémica o debate, porque en buena medida hay que entender que existe una especie de unanimidad en cuanto a la oposición a considerar siquiera el tema fiscal.

Cuando en alguna ocasión se planteó una reforma fiscal y vimos que quienes protestaban no eran sólo los empresarios organizados sino que también los campesinos pobres del interior del paí­s, fue evidente que la prédica contra los impuestos ha tenido un notable impacto en la población y que la certeza de que vivimos en un esquema de alta corrupción sirve para justificar la tenaz oposición a contribuir más a que el Estado disponga de recursos que, en opinión de la ciudadaní­a, servirán más para engordar la billetera de los funcionarios que para propiciar el desarrollo.

Guatemala tiene una de las tasas de contribución fiscal más bajas del continente y ello tiene que verse en el contexto histórico. Surgimos como paí­s independiente porque los potentados de la época no querí­an pagar más impuestos a España y a partir de ese momento, todo el que ha querido hacer una reforma tributaria ha salido por las pistoleras, incluyendo al prestigioso padre de quien ha de asumir el Ministerio de Finanzas en enero.

En efecto, uno de los empeños más destacados de Alberto Fuentes Mohr cuando fue ministro de Hacienda en el gobierno de Méndez Montenegro fue impulsar una reforma tributaria y concentró todo su empeño, conocimiento y dedicación a esa tarea. Fue tal la oposición encabezada por la iniciativa privada que tuvo que dejar el ministerio y por esa razón terminó siendo el Canciller del régimen. Y, como él, cualquiera que ha propuesto una profunda revisión del tema fiscal ha salido por las pistoleras, salvo aquellos que se acomodaron para asignar más importancia al impuesto indirecto.

Ahora la Municipalidad de Guatemala se ha adelantado al gobierno con una revisión del Impuesto íšnico Sobre Inmuebles que obligará a los propietarios de la jurisdicción a pagar más en virtud de una valuación que tienda a aproximarse más a los precios de mercado. Por supuesto que ello también traerá consecuencias importantes en ese debate y veremos agitación tanto en los tribunales como en los medios de comunicación y aun en acciones menos ortodoxas, para hacer valer la secular oposición de los chapines a contribuir con el fisco.