El parlamento de Ucrania aprobó hoy por un estrecho margen la candidatura a primera ministra de la líder de la Revolución Naranja, Yulia Timoshenko, en un último intento de sacar a la ex república soviética de meses de crisis política.
Un total de 226 diputados del parlamento unicameral, la Rada, votaron por Timoshenko. Era el quórum mínimo y absolutamente necesario para superar el voto en una Rada compuesta por 450 escaños.
Timoshenko obtuvo cero votos en contra, ya que en una dramática demostración de la actual división en una Ucrania de 46 millones de habitantes, la oposición pro-rusa, que controla la mitad del parlamento, boicoteó la votación negándose a participar.
Sus partidarios lanzaron gritos de júbilo tras una victoria que llega una semana después de una primera votación parlamentaria que la líder pro-occidental no superó por un solo voto.
Ahora, los diputados votaron uno a uno, a mano alzada, para evitar lo sucedido la semana pasada, cuando los aliados de Timoshenko denunciaron que su fracaso se debió a un error en el sistema electrónico de recuento de votos.
Ucrania está atenazada entre Polonia y Rusia, es un país clave del tránsito del gas natural ruso hacia los países de la Unión Europea pero mantiene una tensa relación con el Kremlin desde la llegada a la presidencia del pro-occidental Viktor Yushenko.
Famosa por sus vestidos blancos, su tradicional trenza a modo de diadema y su apasionado hablar, Timoshenko es tan adorada por los pro-occidentales mayoritarios en el oeste de Ucrania como detestada por los pro-rusos, que viven en gran parte en el este del país.
Su victoria de hoy marca su vuelta al gobierno, de nuevo junto a Yushenko, su aliado en la Revolución Naranja de 2004.
Ese movimiento prodemocrático de protesta popular logró la repetición de las elecciones presidenciales ganadas en forma dudosa por su rival, el pro-ruso Viktor Yanukovich.
Yushenko ganó las presidenciales reconvocadas pero su alianza con Timoshenko acabó con la destitución de esta como primera ministra en 2005. Yanukovich volvió así a la jefatura del gobierno, pero la crisis creada condujo a las legislativas de septiembre.
Los pro-occidentales lograron en esos comicios la mayoría por un estrecho margen pero no han conseguido resolver la crisis política del país.
Subrayando la tensión entre esas fuerzas y Moscú, el gigante ruso de la energía Gazprom advirtió el domingo del peligro de «tensiones» con el futuro gobierno ucraniano.
Ucrania depende fuertemente de las importaciones de gas ruso. Un diferendo por el precio de este suministro hizo que Rusia lo cortase brevemente en 2006, con un consiguiente y serio efecto en cadena en Europa.
Los problemas pueden empeorar «si se elige un nuevo gobierno que intente modificar el acuerdo firmado» a principios de diciembre sobre el precio del suministro del gas a Ucrania, advirtió el portavoz de Gazprom, Sergei Kuprianov.