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Las y los campesinos viven en su mayorí­a de la producción de los minifundios, sin embargo esto es insuficiente para alimentar a una familia numerosa en tiempos normales, mucho menos cuando son adversos, como en el 2010, que hubo pérdida de las cosechas de granos básicos, dijo el entrevistado.

Zúñiga destacó que la falta de alimentos que afrontan las familias tiene como consecuencias la desnutrición, que perjudica a la población, especialmente al sector infantil, de donde se reportan en lo que va del año un total de 545 niños que sufren algún grado de deficiencia nutricional.

Ante esta problemática, la Coordinación de Seguridad Alimentaria como una medida paliativa puso en marcha un programa que consiste en llevar una primera dotación alimentaria a mil 157 familias y en una segunda oportunidad ampliarán los beneficios a mil 500, subrayó el representante de la SESAN.

Las familias que tienen niños y niñas con desnutrición aguda recibirán bimensualmente una dotación consistente en 50 libras de maí­z, 30 de frijol y harina fortificada, con lo que se puede soportar una alimentación básica para 30 dí­as, indicó Zúñiga.

En tanto, la Comisión Nacional de Seguridad Alimentaria que aglutina a las instituciones del Estado y a organizaciones no gubernamentales, presidida por el Vicepresidente de la República, Rafael Espada, impulsa un programa emergente para combatir la hambruna en los sectores más necesitados.

El plan en referencia contempla una atención más directa a las poblaciones más afectadas por la desnutrición, así­ como la producción de alimentos en gran escala, aseguró Zúñiga, sin embargo el clamor de las y los campesinos es que bajen los precios de la canasta básica y que se importe maí­z a precios populares.