Desean controlar a islamistas del norte de ífrica



El Brazo de Al Qaeda en el Maghreb Islámico (BAQMI), que reivindicó los dos atentados perpetrados ayer en Argel, pretende unificar todos los movimientos islamistas que operan en Marruecos, Túnez, Argelia e incluso en el Sahel, según expertos en anti-terrorismo.

BAQMI, nueva denominación del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), adhirió en 2006 a la red terrorista que dirige Osama Bin Laden.

El BAQMI es dirigido por Abdelmalek Drukdel (a) Abu Mossaab Abdeluadud, que se inspira en el modelo del jordano Abu Mussab Al-Zarqaui, dirigente terrorista de Al Qaeda que fue eliminado por el ejército norteamericano en Irak.

Su organización introdujo en Argelia el método de los atentados suicidas, que nunca habí­a sido utilizado por otros movimientos insurreccionales.

El BAQMI reivindicó sucesivamente las operaciones kamikaze contra el Palacio de Gobierno y una comisarí­a de los suburbios de Argel el 11 de abril (30 muertos), el atentado perpetrado el 11 de julio contra un cuartel en Lakhdaria (10 muertos) y las operaciones suicidas del 6 de septiembre en Batna contra el presidente Abdelaziz Buteflika (22 muertos) y un cuartel de guardacostas el 8 de septiembre en Dellys (30 muertos).

La organización, según expertos en lucha anti-terrorista, cambió el método operativo al constituir comandos de kamikazes integrados por jóvenes reclutados en los barrios pobres de las grandes ciudades, donde los islamistas tienen aún una gran implantación.

Las autoridades argelinas, sorprendidas por esa evolución del terrorismo en el paí­s, tropiezan con serias dificultades para encontrar una solución eficaz.

El ministro del Interior, Yazir Zerhuni, confirmó ayer el desconcierto del gobierno al llamar a la población a redoblar la atención contra la amenaza terrorista.

El ex GSPC es una disidencia salafista (regreso a las fuentes originales del Islam) del Grupo Islámico Armado (GIA), generalmente descripto como uno de los movimientos más sanguinarios de los movimientos terroristas que participaron en la guerra civil que conoció Argelia durante la década del 90.

Para llegar a la cúspide del poder en su movimiento, Abelmalek Drukdel eliminó en forma progresiva -polí­tica o fí­sicamente- a los «emires» que querí­an deponer sus armas para acogerse al «perdón» del Estado en el marco de la reconciliación nacional propiciada desde 1999 por el presidente Buteflika y aplicada en forma efectiva a partir de febrero de 2006.

Uno de los fundadores del GSPC, Hassan Hattab, rival de Drukdel, acaba de adherir a esta polí­tica gubernamental al entregarse a las autoridades.