Así como los aforismos de René Leiva, en la literatura guatemalteca otros han seguido la tradición de la literatura como aforismo. El más sobresaliente probablemente sea Augusto Monterroso, quien a través de su persona Eduardo Torres, de su novela «Lo demás es silencio», publicó los siguientes:
Aun el aplauso del necio agrada al sabio.
Si como se ha llegado a acortar las distancias se llegara a acortar el tiempo, se lograría hacer más corta la vida y recorrerla en menos años.
Es cierto, la carne es débil; pero no seamos hipócritas: el espíritu lo es mucho más.
La Sinfonía Inconclusa es la obra más acabada de Shubert.
Los enanos tienen una especie de sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista.
Un fragmento es a veces más pensamiento que todo un libro moderno. En su afán de síntesis, la Antigí¼edad llegó a cultivar mucho el fragmento. El autor antiguo que escribió los mejores fragmentos, ya fuera por disciplina o porque así lo había dispuesto, fue Heráclito. Es fama que todas las noches, antes de acostarse, escribía el correspondiente a esa noche. Algunos le salieron tan pequeños que se han perdido.
Cuando el río es lentoy se cuenta con una buena bicicleta o caballo sí es posible bañarse dos (y hasta tres veces, de acuerdo con las necesidades higiénicas de cada quién) veces en el mismo río.
Poeta, no regales tu libro: destrúyelo tú mismo.
Gracias al sistema de becar a los poetas, en nuestro país se han dado muchos de los mejores logros que el silencio haya obtenido jamás.
Mientras en un país haya niños trabajando y adultos sin trabajo, la organización de ese país es una mierda.
En San Blas muchos políticos esencialmente estúpidos o ladrones sólo esperan el momento de alcanzar el poder para combinar estas dos cualidades.