Soomro, el nuevo gobernante



El presidente del Senado, Mohammedmiam Soomro, primer ministro de un gobierno de transición nombrado el viernes, es un ex banquero vinculado al presidente Pervez Musharraf y su misión consistirá en organizar las legislativas previstas en Pakistán a comienzos de enero pese al estado de excepción.

Soomro sucedió a Shaukat Aziz.

El jefe del gobierno de transición volverá a su puesto de presidente del Senado, la cámara alta del Parlamento, cuando hayan terminado los comicios, que el general Musharraf prometió antes del 9 de enero.

«La elección de este primer ministro no tení­a importancia en realidad, porque es el presidente Musharraf el que concentra todos los poderes», señaló el politólogo Hasan Askari.

Soomro, de 57 años, es un miembro de la Liga Musulmana de Pakistán-Q (PML-Q), el partido en el poder del general Musharraf.

Fue elegido senador en febrero de 2003 y un mes más tarde era presidente del Senado.

También es el jefe tradicional de la tribu de los Soomro, en la provincia meridional de Sind, y pertenece a una familia que se dedica a la polí­tica desde hace décadas, según una biografí­a oficial publicada en el sitio internet del Senado.

El nuevo primer ministro hizo sus estudios en Pakistán y Estados Unidos, y ocupó cargos de responsabilidad en varios establecimientos bancarios y financieros, incluyendo el Bank of America, y otros en Yemen y Bahrein.

Al regresar a su paí­s dirigió el banco público National Bank of Pakistan.

En mayo de 2000 fue nombrado gobernador de Sind, cuya capital es Karachi, la mayor ciudad del paí­s, con más de 12 millones de habitantes.

Se trata de un hombre realista, humilde, y no tiene grandes ambiciones polí­ticas, dijo uno de sus allegados.

Esta hubiera sido una elección neutral en épocas normales, destacó Hasan Askari. Soomro es respetado tanto a nivel internacional como por la oposición, con la cual siempre tuvo relaciones cordiales.

Sin embargo, ahora su nombre está relacionado con la decisión del general Musharraf de mantener el estado de excepción que instauró el 3 de noviembre.

Musharraf dijo que tomó esta decisión para garantizar que se realicen elecciones ante el aumento de la violencia islamista. Esto es una herejí­a tanto para la oposición como para los paí­ses occidentales, para los cuales este estado de excepción echa dudas sobre los comicios, limitando fundamentalmente las libertades de expresión y de reunión.