Mientras el gobierno del presidente Berger anuncia que no aceptará un aumento al precio del pasaje en el transporte colectivo del área metropolitana, el presidente electo, ílvaro Colom dijo que su gobierno apuesta por la supresión de impuestos para los combustibles como una forma de paliar la crisis que afecta a la población. La verdad es que si se encuentran fuentes alternas de ingreso, vale la pena esa iniciativa, siempre y cuando vaya acompañada de medidas para promover el ahorro, porque es importante que se haga un uso racional de ese recurso no renovable.
Y es que a la larga la factura petrolera que tendremos que pagar, en nuestro caso a las empresas que se dedican a comercializar el producto en el país, es de tal calibre y magnitud que implica un serio golpe para nuestra economía. El alto precio es, de hecho, un regulador del consumo porque el usuario se tiene que moderar para no gastar de forma tal que le afecte su economía, pero si el Estado puede encontrar otras fuentes de ingreso que compensen la baja de una reducción o supresión de los impuestos al combustible, seguramente que la población agradecerá el alivio.
El enfoque que hace el Gobierno, expresado por el vicepresidente Stein, en el sentido de que tiene que actuarse en el marco de una emergencia energética es adecuado porque obligará al Gobierno a tomar medidas de largo plazo que alivien nuestra pesada dependencia del crudo.
El otro tema que ha de manejarse con tino y cuidado, por las repercusiones internas, será el de la oferta de petróleo venezolano puesto que es tal la animadversión local contra Chávez, especialmente en las llamadas «altas esferas de la sociedad», que seguramente ni una rebaja en la factura petrolera compensaría la factura que le pasarían a Colom por tener acercamientos con el gobernante de Venezuela, totalmente satanizado y quien, además, se empeña en actuar de forma tal que sigue ganando enemistades por todos lados.
Lo importante es que el gobernante electo está mostrando preocupación por un tema que afecta directamente a la población y propone acciones concretas que aliviarán la carga. Pero insistimos en la importancia de trabajar en la vía de la planificación a largo plazo y, sobre todo, de una cultura del ahorro y del uso racional de los derivados del petróleo, porque no podemos darnos el lujo de seguir consumiendo como si los precios no estuvieran en niveles exorbitantes por culpa de los especuladores que están haciendo su agosto con el mercado de futuros, mismo que no está totalmente bajo control de la OPEP. Es importante que mostremos mucha congruencia para implementar una política energética de mediano y largo plazo.