La economía japonesa tuvo un crecimiento más robusto de lo previsto en el tercer trimestre debido al vigor de las exportaciones y la inversión de las empresas, pero no bastó para convencer al Banco de Japón de aumentar su tasa de interés en plena crisis «subprime».
Entre julio y septiembre, el Producto Interno Bruto (PIB) de Japón aumentó un 0,6% en relación al trimestre anterior, y un 2,6% a ritmo anual, anunció hoy el gobierno. Los economistas sólo apostaban por un crecimiento de 0,4% en base trimestral, y de 1,8% en ritmo anual.
El buen desempeño de las exportaciones ( 2,9% en relación al trimestre anterior), impulsadas por el sector automovilístico y los gastos en capital de empresas ( 1,7%), así como una progresión sorpresiva del consumo de los hogares ( 0,3%) compensaron la peor caída en 10 años de la inversión inmobiliaria (-7,8%).
Este derrumbe de la construcción se explica por el endurecimiento en junio de normas de seguridad contra sismos en Japón. La nueva reglamentación alargó considerablemente los plazos para obtener un permiso para construir.
En el segundo trimestre, la economía japonesa se contrajo un 0,4% en relación al trimestre anterior. Un nuevo trimestre en baja habría marcado la entrada de Japón en recesión, según la definición más comúnmente admitida.
Los economistas, no obstante, permanecen escépticos.
«Las cifras son ciertamente mejores que lo previsto, pero tenemos la impresión de que la reciente caída de las obras de construcción tendrá pronto un impacto importante» en la economía nipona, cuando la ausencia de ganancias se refleje en las cuentas de las empresas constructoras, pronosticó Hiromichi Shirakawa, economista del Crédit Suisse y ex funcionario del Banco de Japón.
Además, el alza de los precios del petróleo afectará pronto el consumo de los hogares, mientras lo salarios siguen estancados, destacó, y anticipó «una ligera contracción» del PIB en el cuarto trimestre.
«El PIB mejor a lo previsto es algo positivo, pero el principal motor de crecimiento son las exportaciones, que están ahora en peligro a causa de la probable desaceleración de la economía estadounidense», subrayó por su lado Akira Maekawa, economista de UBS.
Compartiendo al parecer esta sombría visión del futuro, el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio retrocedió un 0,46%, y terminó la sesión del martes en su más bajo nivel desde el 26 de julio de 2006, tras ocho jornadas consecutivas en baja.
Como previsto, el Banco de Japón (BoJ) mantuvo sin cambios en 0,50% su tasa de referencia. El comité de política monetaria adoptó la decisión por ocho votos contra uno, la misma votación que en las cinco reuniones anteriores.
El BoJ ha expresado cada vez más claramente estos últimos meses su impaciencia por aumentar el costo del crédito en Japón, el más débil del mundo industrializado, a fin de prevenir la formación de burbujas especulativas.
Pero cuando se aprestaba a dar una vuelta de tuerca en agosto, estalló la crisis de los créditos inmobiliarios de riesgo en Estados Unidos («subprime») y desató un sinfín de perturbaciones bursátiles y bancarias que le obligaron a aplazar la decisión. El próximo ajuste de la política monetaria en Japón parece ahora bastante lejos.