Futurismo en Guatemala



A propósito del poema de Grecia Aguilera, el culto y la admiración a la máquina, son propuestas que el italiano Filippo Marinetti, en su Manifiesto Futurista, del 20 de febrero de 1909. Sin embargo, esta vanguardia, de las primeras del ámbito artí­stico del siglo XX, decayó pronto, no tanto por su calidad estética, sino, más bien, por las posturas polí­ticas que asumió su fundador.

Ante el postulado: «Un automóvil a toda velocidad es más bello que la Victoria de Samotracia», los futuristas se deslumbraron por la tecnologí­a y, sobre todo, por la velocidad.

En este caso, Aguilera hace eco de este movimiento. Habrá que recordar, además, de nuestro gran poeta vanguardista, Luis Cardoza y Aragón, que asumió el Futurismo como una de las tantas caracterí­sticas que presenta su poesí­a:

«Velocidad.

Visiones del ífrica Ecuatorial

Con la aurora boreal.

En la mañana de hoy

Estaba en Shangai.

Ayer dormí­ en New York

¿Cenaré en Parí­s?

Babélica conflagración

De lenguas y de razas.

Tierra, Arca de Noé constante,

Esponja empapada de sangre y de sudor de hombres;

Bosques de chimeneas fumando,

Cirios de colosos

Que se acaban de apagar;

Ciudades que no duermen,

Ennegrecidas de carbón de piedra

Y olorosas a petróleo,

Sangre de la Tierra;

Nerviosidad de clepsidras,

Pavor del minuto

Muerto sin vivirlo.

¡Pavor, pavor, pavor!

¡Alegrí­a del minuto deleitado,

Tal un gajo del fruto de la vida!»