El doctor Francisco Villagrán Krámer


Oscar-Clemente-Marroquin

Ayer La Hora expresaba su pesar por la muerte de un hombre í­ntegro que vivió y murió de acuerdo con sus ideales y principios, lamentando el fallecimiento de mi maestro en la Facultad de Derecho, Alfonso Bauer Paiz, y hoy nuevamente tenemos que manifestar nuestro luto por la muerte de otro gran jurista, también profesor mí­o en la facultad, y con quien nos unen diversos y muy antiguos lazos de amistad de familias, el doctor Francisco Villagrán Krámer, ex vicepresidente de la República y uno de los guatemaltecos más preparados y correctos en todo el sentido de los términos.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


Pancho fue figura central de la polí­tica del paí­s en los años setenta, puesto que sinceramente pensó que serí­a un factor de moderación en el gobierno que encabezó Romeo Lucas Garcí­a y del que fue Vicepresidente. Varias veces, durante esa campaña, platicamos con Pancho y él estaba convencido de que su participación serí­a sumamente positiva para el paí­s no sólo para darle un contenido social a los programas, sino por su vocación decidida de respeto a los derechos humanos y a la tolerancia polí­tica. Pancho habí­a conocido a Lucas cuando ambos estuvieron en el exilio, junto a Meme Colom Argueta, en los años de Peralta Azurdia, y tení­a confianza en que podrí­a ser una especie de contrapeso frente a las fuerzas más oscuras que rodeaban al militar.
 
 Muchos lo criticaron por haberse aliado con Lucas y cuando ese régimen empezó a reprimir brutalmente al Pueblo, la voz de Pancho se hizo escuchar privadamente para reclamar respeto a los derechos, haciéndose evidente que la influencia que él suponí­a iba a tener no era tanta como se habí­a imaginado. En eso se produjeron los asesinatos de Alberto Fuentes Mohr y de Manuel Colom Argueta y la situación de Pancho en el gobierno se volvió insostenible. A riesgo de su vida y de la de sus familiares, renunció a la Vicepresidencia en una actitud muy digna y ejemplar.
 
 Mi familia y la de Pancho tení­an viejos ví­nculos de amistad. Su padre era compañero de mi abuelo en aquella célebre Generación de 1920, y la familia de mi abuela fue muy amiga de la familia de Ruth De León, amistad que se proyectó a los hijos. Desde la juventud, Pancho fue muy amigo de mi suegro y fue su paciente prácticamente toda su vida adulta y Carlos siempre recuerda que Pancho le prestó su automóvil para realizar el viaje de su luna de miel a la Antigua Guatemala y creo que a Quetzaltenango, aun sabiendo que mi suegro apenas habí­a aprendido a manejar rústicamente en un carro que Oliverio “el Negro” Sierra le escamoteaba a Raúl, su hermano mayor, que era funcionario de gobierno.
 
 Pancho y Meme Colom fueron muy amigos de jóvenes pero entre ellos existió cierta rivalidad polí­tica porque sus carreras corrí­an prácticamente en paralelo. Siendo los dos socialdemócratas y fundadores de la URD, eran las figuras más prometedoras y descollantes y Pancho se lanzó primero en busca de la Alcaldí­a y no la alcanzó por escaso margen. Meme lo hizo cuatro años más tarde y hubo una especie de espinita que nunca llegó a ser rencor. Yo trabajaba con Meme en la Municipalidad y Pancho se quejaba conmigo por algunas publicaciones que él suponí­a eran mi responsabilidad y producidas bajo la influencia de Meme. Varias veces lo platicamos y con el tiempo llegamos a ser amigos, hasta que algún comentario mí­o que ya no recuerdo, le molestó mucho y nos alejamos.
 
 Siempre le admiré y respeté y debo destacar su influencia ética y moral en sus hijos. Paco renunció de la Embajada más importante, la de Estados Unidos, para no comprometer la labor de su hermana como Presidenta del Tribunal Supremo Electoral en donde Marí­a Eugenia ha demostrado firmeza, carácter y respeto a la ley.
 
 Pancho murió hoy, pero deja huella y herencia que es y seguirá siendo orgullo para Guatemala. A Pierret, sus hijos y nietos, un fuerte abrazo desde el extranjero.