En una región donde el fútbol es pasión – y muchas veces decepción – resulta interesante analizar el cada vez mayor crecimiento de deportes «no tradicionales» que cautivan a miles de seguidores (ya sea que los practiquen o solamente los sigan) y que son profusamente difundidos por los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Hasta hace un par de décadas, la TV por cable, el internet y otras herramientas de comunicación masiva que con su tecnologí­a de punta globalizan el deporte y permiten su seguimiento especializado, era solamente un sueño en nuestros paí­ses.

Los mundiales de fútbol, los juegos olí­mpicos y las series mundiales de béisbol llegaban a los hogares de las familias centroamericanas por televisión abierta y la cobertura de eventos como Wimbledon en tenis y el Masters en golf (por citar un par), estaba supeditada a las grandes cadenas norteamericanas y europeas que no difundí­an su señal más allá de sus fronteras y habí­a que sintonizar la radio en onda corta para seguir en vivo dichos eventos (aló Dr. Arias Tejada?).

Afortunadamente, el fenomenal avance de la comunicación en los últimos años permite que tengamos un «menú de deportivo» capaz de satisfacer el más voraz apetito de sus seguidores.

Ya sea por cable TV, en los sitios web o en las revistas especializadas (como la revista Rackets