En los últimos días de junio tuvimos la grata sorpresa de recibir, de manos de un estimado paisano y amigo que sirvió de “internuncioâ€, dos interesantes libros escritos por el distinguido licenciado Marco Antonio Sagastume Gemmell, doctorado en derecho y significado escritor, con quien nos une una relación cordial.
Una de las obras se intitula: Narraciones mínimas para miradas amplias y, la otra, El arte de hablar delante de un público (Métodos y Técnicas), la cual tiene una dedicatoria expresiva de aprecio que agradecemos.
Por ahora, únicamente nos referiremos al segundo libro que mencionamos, el cual hemos leído con mucho interés. Ilustra positivamente y abunda en anécdotas.
El licenciado Sagastume Gemmell es muy conocido en amplios círculos sociales, especialmente en los intelectuales y en el mundo universitario, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Ha dado conferencias sobre diversos temas provechosos para la gente estudiosa y para quienes están inmersos en la política, en el periodismo, en los derechos humanos, en los planteles de enseñanza de todos los rangos, en el sindicalismo y, en fin, en otras entidades donde los integrantes que han conquistado liderazgo suelen intervenir como oradores.
El aludido profesional es un humanista consumado, un literato de cuerpo entero; ha tenido constante trafagar por diferentes partes del mundo. Ha visitado numerosos países de nuestra América, de Europa, de Asia y de ífrica, entre otros, donde ha pronunciado sus doctas conferencias con proyección al interés de la niñez y de la juventud, en especial.
En París, en Madrid, en Israel, en Egipto, en Nueva Delhi, en Berlín y en otras ciudades de Alemania, en casi todos los países de la América Latina, en Cuba, en la República Dominicana, en El Salvador, en Honduras, en Nicaragua, en Costa Rica y, por supuesto, aquí, en el regazo de su patria, ha esparcido con doctitud, entre atronadores aplausos, las proficuas simientes del saber.
Continuemos con referencia a las brillantes luces que alumbran los caminos de los lectores del libro que en volandas estamos comentando.
Hablar ante un público no es cosa del otro mundo, pero no todos los humanos tenemos la osadía, por así decirlo, de hacerlo. Sin embargo, muchísimas personas se hacen a las tribunas colocadas en los salones o a las improvisadas en los mítines, para externar su pensamiento respecto de cuestiones que se consideran trascendentes para los circunstantes y, sobre todo, en dimensión gremial.
Los hombres y las mujeres con militancia en el partidismo, en los sindicatos, en las cimas de la burocracia y en las simas o llanura, frecuentemente asisten y participan en los diferentes actos, y desde las tribunas dan rienda suelta al verbo. Por naturaleza o con algunos barnices del arte, de la técnica, hay quienes tienen buena dicción, pero harían mejor papel, elocuentemente, digiriendo el caudal de conocimientos que ha volcado en el libro Sagastume Gemmell.
Maco, así suelen llamarlo amistosamente, habla del ejercicio básico que se puede realizar frente al espejo al reflejar con el rostro las manifestaciones primarias: a) Sorpresa, b) Tristeza, c) Disgusto, d) Felicidad, e) Miedo, f) Vergí¼enza, g) Interés en algo, h) Complacencia.
Y he aquí unas citas de MASG: Se me aparecen en estos momentos varias figuras ilustrativas: a) La de Mussolini, en Italia, que levantaba su mano derecha hacia el frente con los cinco dedos extendidos (Fascismo), b) La de Hitler, con su mano derecha hacia arriba, c) La de Mahatma Gandhi, con las palmas unidas y una reverencia, d) Juan Domingo Perón, con sus dos manos en forma paralela hacia arriba, e) Martín Luter King, con su mano derecha colocada sobre el corazón y la mano izquierda abierta hacia el mismo lado, f) Jorge Carpio Nicolle, con el dedo pulgar de la mano derecha hacia arriba y una sonrisa, y tantos personajes más cuyo estilo personal se convirtió en un símbolo.
Sagastume Gemmell pone énfasis, reiteradamente, en el temor o miedo de las personas en lo que hace hablar en público, y eso, a nuestro juicio, ocurre por falta de costumbre, de práctica. Para quienes en razón de sus actividades públicas o privadas dan declaraciones y/o conferencias sobre tales o cuales asuntos, es aconsejable que recurran al progimnasma, o sea al ensayo o preparación para hablar en público. Nada de ser presas del nerviosismo, del temor, del miedo.
Aprendamos a hablar ante el Respetable, como sugiere el polifacético licenciado Sagastume Gemmell, a quien efusivamente felicitamos por sus excelentes obras literarias.