El Nobel de la Paz



Noruega tiene el privilegio de atribuir el Premio Nobel más prestigioso, el de la Paz, en tanto que los otros son otorgados por Suecia, y esto debido a una oscura decisión que su creador, el inventor Alfred Nobel, adoptó en una época en que ambos paí­ses eran uno.

El Premio Nobel de la Paz, que este año será otorgado el 12 de octubre, existe por voluntad testamentaria del cientí­fico e industrial sueco, lo mismo que los de Fí­sica, Quí­mica, Medicina y Literatura.

En 1895, Alfred Nobel estableció en su testamento un premio de Fí­sica y otro de Quí­mica, que debí­an ser otorgados por la Academia Real de Ciencias de Suecia; uno de Medicina o Fisiologí­a, por el instituto sueco Karolinska; otro de Literatura, por la Academia Sueca; y, finalmente, el de los «Campeones de la Paz», por un comité elegido por el Parlamento noruego (Storting).

El industrial nunca explicó su opción por Noruega, que por entonces intentaba poner término a su unión con Suecia.

De acuerdo con la hipótesis «más convincente», según Michael Sohlman, director general de la Fundación Nobel de Estocolmo, Alfred Nobel estimó, comparándolo con las instituciones suecas, que el Storting estaba más capacitado para pronunciarse sobre la cuestión de la paz en el mundo.

«El Storting tení­a un mayor número de iniciativas (a favor de la paz, ndlr), una posición más destacada en el movimiento pacifista», explica Sohlman, subrayando que el paí­s tení­a una larga tradición pacifista, explicación que es retomada, por supuesto, en Noruega.

Alfred Nobel «sabí­a que el Storting, en los años 1890, se esforzaba en favor de la solución pací­fica de los conflictos, en tanto que él mismo era escéptico frente a los valores por entonces de moda en Suecia, que era vista como más belicosa», dice Geir Lundestad, secretario general del Comité Nobel noruego.

También es posible que el sabio haya actuado movido por un espí­ritu de equidad, ya que ambos paí­ses estaban vinculados desde 1814 por una unión que sólo fue disuelta en 1905 -después de que se evitó una guerra-, diez años después de la redacción del testamento, indican Sohlman y Lundestad.

«Alfred Nobel consideraba probablemente que Noruega y Suecia eran un único paí­s», cuando escribió sus últimas voluntades… en el recinto del club sueco-noruego de Parí­s, precisa Lundestad.

«Era normal que el hermano pequeño noruego decidiera también un premio. Suecia estaba por entonces en la vanguardia en el campo de la ciencia y los premios cientí­ficos le correspondí­an. La paz fue a dar a Noruega», indica.

La opción de Alfred Nobel suscitó resistencias en Suecia.

El rey Oscar II «se sintió casi insultado por la atribución a los noruegos de la entrega del premio de la paz», el más prestigioso del lote, dijo a la AFP Peter Nobel, descendiente del industrial sueco.

Según Sohlman, nieto de Ragnar Sohlman, quien fue el ejecutor testamentario de Alfred Nobel, es posible que éste haya sido sensible al hecho de que la democracia estuviera más desarrollada entre los noruegos, quienes tení­an «una Constitución más democrática».

Los pocos colaboradores a los que Nobel comunicó su proyecto de premios se sorprendí­an de que fueran confiados «a dos pequeños paí­ses, por entonces muy pobres, de la periferia de la civilización europea», dice Sohlman. «Allá en el norte, la gente es menos corrupta», habrí­a respondido el sabio.

El Premio Nobel de Economí­a fue establecido sólo en 1968 por el Banco Central de Suecia (Riksbank) con motivo de su tricentenario, en homenaje al inventor de la dinamita, muerto en 1896.