Sputnik: Cincuenta años


Recuerdo. Imagen de un técnico ruso que afina los últimos detalles previo al lanzamiento del Sputnik. (AFP / La Hora)

Rusia celebró hoy el 50 aniversario del lanzamiento del Sputnik, el pequeño y humilde satélite cuyas débiles señales de radio causaron sensación en el mundo y marcaron el inicio de la carrera espacial entre las dos superpotencias de la Guerra Frí­a.


«Fuimos los primeros», proclamó con orgullo el diario ruso Izvestia con un titular en portada.

«A las 22:28 (hora de Moscú) del 4 de octubre de 1957, la humanidad entró en una nueva era espacial. La Unión Soviética puso en órbita al primer satélite artificial», recordó el rotativo.

Los veteranos del programa espacial soviético depositaron flores al pie de la muralla del Kremlin donde están enterrados los restos de Sergei Korolyov, el pionero que dirigió el proyecto Sputnik, y develaron un monumento al satélite cerca de Moscú.

La agencia espacial rusa Roskosmos instaló pantallas gigantes en todo Moscú para recordar las imágenes de la histórica gesta, que supuso en ese momento un gran golpe propagandí­stico para la Unión Soviética frente a Estados Unidos.

Curiosamente, el lanzamiento del Sputnik no tuvo un gran eco al principio en la prensa soviética de la época. En Occidente, sin embargo, provocó titulares de asombro.

Estados Unidos fue tomado por sorpresa. Apenas dos meses después, en diciembre de 1957, lanzó su propio satélite, un pequeño aparato que se incendió apenas fue lanzado.

El Sputnik era un satélite de color plateado con cuatro antenas y dos transmisores de radio, cuyas señales se podí­an oí­r en todo el mundo. Una gesta que ayudó a inspirar a generaciones de astronautas y cientí­ficos.

El satélite fue el primer jalón del programa espacial soviético, que en sus inicios obtuvo varios éxitos sonados, entre ellos el enví­o del primer ser humano al espacio, Yuri Gagarin, en 1961, lo que supuso otro revés para su rival.

Estados Unidos sólo logró desquitarse al mandar la primera misión humana a la Luna en 1969, liderada por Neil Amstrong.

Como sí­mbolo de una nueva era entre ambos paí­ses, las agencias espaciales estadounidense y rusa firmaron el miércoles varios acuerdos según los cuales Rusia suministrará tecnologí­a para las misiones que Estados Unidos prevé mandar a la Luna y a Marte.

El programa espacial ruso sufrió un gran recorte de fondos tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, pero ha podido revivir gracias a la financiación pública y las alianzas internacionales.

«No midieron la importancia»

La URSS no calibró de inmediato la importancia de la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik, hace 50 años, que en cambio despertó una «paranoia positiva» en Estados Unidos, dijo este lunes el hijo del ex lí­der soviético Nikita Krushov, Serguei.

«En ese momento, no entendimos la importancia de lo que habí­amos hecho. Las consecuencias de este acontecimiento se nos hicieron claras mucho más tarde», declaró Sergei Krushov, profesor en la universidad estadounidense de Brown (Rhode Island, noreste) en un debate por el 50 aniversario del acontecimiento.

El 4 de octubre de 1957, la URSS puso en órbita el Sputnik, antes de que éste comenzara a emitir su célebre «bip, bip» que abrió la era espacial.

Al dí­a siguiente, el diario oficial Pravda sólo le dedicó unas lí­neas.

Esta puesta en órbita fue inicialmente vista como un éxito tecnológico soviético suplementario, según el hijo del secretario general del Partido Comunista de la URSS de 1953 a 1964.

«Era como lanzar una pelota muy lejos, lo cual nos probaba que estábamos en la buena senda», afirmó.