Hoy es un día especial para muchos guatemaltecos porque a diferencia de lo que ocurre de manera cotidiana, existe un motivo de orgullo y alegría brindado por esa conjugación de esfuerzos a partir del indiscutible mérito del artista Carlos Peña y que se complementó con el entusiasmo de buena parte de la población que vivió una auténtica «Peñamanía» durante varias semanas, enviando mensajes de texto y contribuyendo económicamente para que fuera posible el triunfo de este cantante que ha despertado insólitos sentimientos entre los habitantes del país.
El alcalde Arzú, primero, y el presidente Berger posteriormente, han de recibir con los honores del caso al guatemalteco que fue seleccionado como el ídolo Latinoamericano en ese proceso que dirigen básicamente las empresas telefónicas del continente y que es auspiciado por un canal de televisión y su casa de producción disquera. Hace mucho tiempo que no teníamos los guatemaltecos motivos de celebración como éste y acaso los últimos hayan sido cuando vino a Guatemala, después de recibir su Premio Nobel de Literatura, el gran Miguel íngel Asturias o cuando volvió Rigoberta Menchú con el Premio Nobel de la Paz, aunque en ese caso es preciso decir que no fue tan unánime la satisfacción por la connotación político-ideológica que tenía ese premio.
En cambio, con Carlos Peña todo es alegría y satisfacción puesto que se trata de un cantante que no genera polémica sino que simplemente une alrededor de su carismática figura a todo un pueblo que, como hemos dicho anteriormente, evidentemente está ávido de tener héroes, de encontrar motivos de orgullo para expresar la satisfacción que da vivir en esta tierra tan afectada por los problemas cotidianos que impiden ver con brillantez y optimismo nuestro futuro.
Muchos guatemaltecos se ubicarán no sólo en los puntos principales del recorrido del artista, sino que también acudirán a la Plaza de la Constitución para ser parte de esa aparición que en su carácter de ídolo continental, hará la joven figura del canto. Y sin duda que estará arropado por el cariño de un pueblo que se siente identificado con él y que entiende, además, que fue parte fundamental del triunfo porque gracias a esos miles de mensajes que pagó el público guatemalteco, sumado a los que enviaron habitantes de otros países, permitió a Peña alzarse con el triunfo e iniciar de esa manera una carrera que auguramos y esperamos sea espectacular para su propio beneficio y para que el nombre de nuestra patria siga siendo enaltecido aunque sea por el mérito y el esfuerzo de figuras individuales. Y ojalá que Carlos Peña siempre se sienta modelo y ejemplo de las juventudes que hoy se identifican con él, sabiendo prodigar de esa forma el estímulo para que muchos se decidan a dar lo mejor de sí por esta necesitada Patria.