Buenos Aires vota alcalde, desafí­o para presidenta


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Buenos Aires elegirá alcalde el domingo en una votación que se perfila como una prueba para las aspiraciones de la presidenta Cristina Fernández de reelegirse, pues la capital ha sido hostil a la corriente polí­tica «kirchnerista» en sus ocho años en el poder.

Por DEBORA REY
BUENOS AIRES / Agencia AP


Con 2,4 millones de votantes, la ciudad es uno de los distritos electorales más importantes del paí­s junto a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Es la primera de estas jurisdicciones donde se eligen autoridades locales antes de los comicios presidenciales del 23 de octubre.

Los principales contendientes son el actual alcalde Mauricio Macri, lí­der de la centro-derecha; el senador Daniel Filmus, candidato de la presidenta; y el director de cine Fernando «Pino» Solanas, de una alianza de centro-izquierda.

La mayorí­a de las encuestas ubican a Macri en primer lugar, pero sin la ventaja suficiente sobre Filmus como para vencer en primera vuelta –necesita el 50% de los votos–. Si hay balotaje, previsto para el 31 de julio, los sondeos favorecen al actual jefe de gobierno.

«Hay una polarización muy marcada. Más del 70% del electorado está repartido entre Macri y Filmus. La foto de hoy lo muestra ganando a Macri (en una eventual segunda vuelta)», aseguró Fabián Perechodnik, de la consultora Poliarquí­a.

Su gestión como jefe de gobierno tiene una aprobación del 52%, según una medición de Poliarquí­a realizada entre el 28 de junio y el 1 de julio a 800 personas ví­a telefónica, con un margen de error 3,53 puntos porcentuales.

«Muchos de sus votantes optan por él (por Macri) más que por su gestión porque lo ven como la opción opositora más eficaz frente al gobierno nacional», opinó el analista Rosendo Fraga, de la consultora Nueva Mayorí­a. Y aquellos que le dan importancia a la gestión «si bien tienen crí­ticas a Macri, no perciben que con Filmus o Solanas la gestión mejorará».

Un triunfo de Macri, un ingeniero sin trayectoria partidaria que saltó a la polí­tica tras un paso exitoso como presidente del popular club de fútbol Boca Juniors, no necesariamente marcará una tendencia para los comicios presidenciales de octubre ya que Buenos Aires es un distrito que tradicionalmente ha votado en contra de los gobiernos nacionales de turno.

«Históricamente, con gobiernos de centro la capital solí­a votar hacia la centro-izquierda. Ahora, con un gobierno de esta orientación en el ámbito nacional, votan hacia la centro-derecha, como está sucediendo con Macri. Es un electorado más independiente y un distrito donde el clientelismo es sensiblemente menor que en el resto del paí­s», explicó Fraga.

En la ciudad de Buenos Aires el «kirchnerismo» nunca pudo ganar una elección desde que llegó al poder en 2003, ni siquiera en los comicios presidenciales de 2007 que consagraron a Fernández.

Pero en el gobierno nacional están entusiasmados con el repunte de la imagen positiva de la presidenta en la ciudad tras la muerte de su esposo y antecesor Néstor Kirchner en octubre.

Poliarquí­a calculó que la gestión de la presidenta tiene en el distrito un nivel de aprobación del 53%, lo cual «la coloca en los niveles más altos en la capital desde su llegada al poder», afirmó Perechodnik.

Otras tres encuestadoras independientes ubican a Fernández como la favorita de los porteños para las elecciones generales, con una intención de voto de entre 32% y 41,2%.

La presidenta se involucró directamente en la campaña de la ciudad: eligió a Filmus como su candidato, moderó su discurso para atraer a los sectores medios y en los últimos dí­as anunció medidas para reforzar la seguridad de los barrios del sur de la ciudad. Para los habitantes de Buenos Aires la inseguridad es la principal preocupación.

Filmus, quien resaltó en campaña las bondades de alinear la ciudad con el «proyecto nacional», descontó en varios puntos la ventaja inicial que le llevaba Macri. Pero el influjo de la mandataria tal vez no resulte suficiente para ganar.

«(Con Macri) sucede algo parecido a lo que pasa con la presidenta a nivel nacional. Si existe un gobierno que más o menos funciona, ¿por qué cambiarlo por uno sobre el que no hay certezas?», opinó el analista Manuel Mora y Araujo.