La décima edición del Mundial de Fútbol Gay se inicia el lunes en Buenos Aires, por primera vez en una capital latinoamericana, con la participación de 28 equipos de América, Europa y Australia, que disputarán el campeonato amateur hasta el 29 de septiembre.
«Es un acontecimiento muy importante para dar visibilidad a nuestra comunidad y llevar una denuncia contra la discriminación y la homofobia arraigadas en el ámbito deportivo y en Argentina», dijo a la AFP César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que respalda la iniciativa.
Buenos Aires fue elegida como sede «por la aceptación social y respeto que se tiene a la comunidad gay, la ley de unión civil y la infraestructura privilegiada con que cuenta el país», destacó en cambio Tomás Gómez, titular de la Asociación Internacional Gay y Lésbica de Fútbol (IGLFA, por sus siglas en inglés), organizadora del evento.
La Legislatura (Parlamento comunal) de Buenos Aires aprobó en diciembre de 2002 la unión civil de gays y lesbianas, lo que colocó a la ciudad, que además posee una variada oferta cultural y de entretenimiento, a la vanguardia de las capitales latinoamericanas.
Walter García tiene 34 años, trabaja en un banco y juega de volante en la Selección Argentina de Fútbol Gay, un equipo que debuta en la competencia.
«Es una maravilla que el torneo se haga en Buenos Aires, muestra la evolución que tiene el país, que está abierto a recibir gente gay y heterosexual», dijo a la AFP García, quien jugó en las divisiones inferiores de Racing y Arsenal.
Nueve escuadras de Estados Unidos, cinco de Inglaterra y siete sudamericanas –entre ellas cuatro argentinas, una chilena, una uruguaya y una mexicana– figuran entre los participantes del Mundial de Fútbol Gay.
El campeonato se disputará en las canchas del Parque Sarmiento de Buenos Aires, un área de entretenimientos en la zona norte de la capital, en la fase de eliminatorias.
Este año sólo jugarán equipos masculinos y no habrá planteles de mujeres, señaló Gómez, porque «se habían anotado tres equipos femeninos, y como eran pocos, se bajaron de la competencia».
«Tenemos muchas ganas de ganarlo y queremos ofrecerle el triunfo al país», dijo a la AFP Néstor Gammella, un abogado de 51 años que entrena desde hace siete al equipo argentino Dogos, cuyos integrantes están concentrados desde hace una semana en un predio de Ezeiza, en la periferia sur de Buenos Aires.
«Apenas salimos de la concentración por razones de estudio o trabajo», señaló Gammella.
Dogos (el nombre de una aguerrida raza canina argentina) vuelve al Mundial tras obtener el octavo puesto en su última participación en 2000 en Colonia (Alemania), aunque en aquel torneo compitió con el nombre de DAG Tango.
Los jugadores argentinos abandonaron luego los torneos internacionales de fútbol gay por la dificultad para encarar los costos de un mundial amateur tras la grave crisis económica que sacudió al país a finales de 2001 y en 2002, indicó Gammella.
Los gastos de viajes y permanencia en los mundiales son pagados por los propios futbolistas o por empresas que los auspician.