El discurso político de que la rebeldía de los jóvenes es producto de la falta de oportunidades y de carencia de los programas sociales puede ser cierto cuando en realidad es rebeldía, tal como sucedió en los años 60 cuando nacieron los hippies.
En la actualidad en Guatemala y algunos otros lugares del mundo, las maras no son grupos de jóvenes rebeldes, sino grupo de criminales que sirven de brazo armado al narcotráfico y al crimen organizado y tal como lo afirmara el doctor Suger se les debe tratar, ya que con el discurso político lo que se logra es engendrarlos, alimentarlos y engordarlos hasta que nos asesinan o caen abatidos por disputas de territorio o de botines por ellos mismos.
Si bien es cierto que en años de la guerra sucia había asesinatos, éstos eran entre grupos o personas que en cierta forma participaban en favor o en contra de esa guerra, pero en la actualidad los muertos son personas comunes y corrientes que se dedican a su trabajo, pero que son asesinados por negarse a entregar un bien o una extorsión a estos grupos de criminales.
Según expertos la única forma para acabar con esa modalidad del crimen es ajustando las leyes a la medida de la situación y no a la medida de los organismos internacionales, a extremo de llegar a juzgar como adultos a niños que cometen crímenes de adulto. Si las combatimos tal como recomienda el discurso político, no nos queda más que sentarnos a esperar a que nos asesinen o asesinen a algunos de nuestros hijos.