El euro fuerte, que alcanzó un récord histórico a casi 1,40 dólares, es una ventaja para los importadores y las industrias con fuerte consumo energético de la zona euro, pero penaliza a los exportadores.
LOS GANADORES
– Los distribuidores de sectores como el textil, que compran camisetas o jeans chinos o indios baratos para venderlos más caros bajo sus propias marcas en Europa.
– Los consumidores de la zona euro, que pueden pagarse vacaciones lejanas, comprar productos tecnológicos (televisiones de pantalla plana, cámaras digitales) o hacerse con un nuevo guardarropa por no mucho dinero.
– Los grandes grupos de la zona euro, que pueden comprar a sus competidores en el extranjero con más facilidad y aumentar su crecimiento externo.
– Las industrias de la zona euro con una fuerte utilización de energía. Las industrias del transporte, incluida la automovilística, se benefician también de un euro fuerte, que atempera un poco el alza de los precios del petróleo, cotizado en dólares, y por lo tanto de la gasolina.
– Los exportadores chinos y japoneses, que corren ventaja con un tipo de cambio que les es favorable y los torna muy competitivos a la hora de penetrar en los mercados europeos.
LOS PERDEDORES
– Las empresas exportadoras europeas (sobre todo las pequeñas y medianas empresas industriales que no tienen los medios de protegerse de las fuertes variaciones del tipo de cambio). Sus productos se encarecen frente a los de la «zona dólar» o a los vendidos en monedas asiáticas «débiles» como el yen y el yuan chino, o los de países donde las monedas siguen la evolución del dólar.
– Los industriales de los sectores fuertemente exportadores como el lujo, la aeronáutica (Airbus), el turismo, el sector automovilístico, la defensa y la química, particularmente afectadas. «Cada vez que el euro se aprecia 10 centavos, nuestra cuenta de explotación se degrada 1.000 millones de euros. Desde la creación de EADS, el dólar perdió 40 centavos, o sea un impacto sobre nuestras cuentas de 4.000 millones de euros», indicó el copresidente del grupo, Louis Gallois, en una entrevista que será publicada en el último número de la revista francesa Challenges.
– Los empleados de las empresas exportadoras, que ven sus puestos de trabajo amenazados por la tentación de transferir las fábricas fuera de la zona euro para mantener costos más bajos y seguir siendo competitivos en el mercado mundial.