Una anécdota digna de Ripley se dio el día previo a la iniciación de labores del nuevo Banco Central, el primero de julio de 1946 en el edificio que fuera de la Casa Nottebohn, situado en la esquina de la 10ª. calle y 5ª. avenida de la zona 1. Por la premura de los arreglos relativos a la adecuación de las instalaciones del nuevo banco, entre otras cosas, los carpinteros estaban atrasados en armar las partes de lo que seria la Sección de Caja con sus mostradores y ventanillas para atender al público con las consiguientes seguridades, todos los materiales estaban por el suelo.
Como la fecha de inauguración era al día siguiente, había que proporcionar al Cajero nombrado don Luís Díaz Gaitán los primeros fondos sacados del Banco Central de Guatemala para ser llevados al nuevo banco; este traslado se hizo utilizando el automóvil Ford del auditor Jorge Mario Rubio en compañía del auditor Carlos Enrique Ponciano, quien llegó a ser Superintendente de Banco varias décadas después.
Como dato histórico diré que el dinero que se llevó de un banco a otro fueron dos millones de quetzales en billetes de diferente denominación, los que se introdujeron en dos sacos de yute de los que se utilizan para exportar el café. Con esta preciosa carga y llevando como toda protección mi revolver Smith y Wesson calibre 38, partimos por la 7ª. avenida rumbo norte coronando el Parque Central frente al Palacio Nacional para cruzar en la 6ª. avenida rumbo sur; cuando íbamos por la 6ª. avenida nos dijimos que nadie había paseado por la 6ª. con una cantidad de quetzales como el que llevábamos y decidimos llegar hasta el parque la Concordia hoy Gómez Carrillo y allí tomar sobre la 5ª. avenida rumbo norte hasta llegar al edificio del nuevo banco, en la 10ª. calle. Reconocemos que fue una aventura riesgosa achacable a nuestra juventud temeraria.
Al llegar al Banco del Cajero don Luís Díaz nos recibió los sacos donde iba el dinero y los puso en el piso pues no estaba lista la sección de Caja con el mobiliario adecuado por atraso de los carpinteros; para ajuste de contratiempos la Caja Fuerte o «Bode Pantzer» no se podía abrir por no encontrarse la llave; hubo que llamar a expertos para poder abrirla.
Estos datos forman parte de mis memorias que me complace narrar.
Como un dato adicional conviene mencionar que cuando se efectuó ese traslado de fondos, el quetzal era equivalente al dólar estadounidense, por lo que tal traslado al 8 X 1 representaría actualmente cerca de Q16 millones.