Proceso electoral: sainete tragicómico


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La Corte de Constitucionalidad (CC) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), con el Congreso y el Ejecutivo de comparsa, llevan al Estado a su colapso. No digo democracia sino Estado, porque la democracia aún no se ha respirado en Guatemala, debido al aire fétido de la violencia y la corrupción. Ni la CC ni el TSE cumplen con sus mandatos constitucionales; más bien, incumplen y/o extralimitan sus funciones.

Raúl Molina

 


La CC tiene el mandato de defender la Constitución. í‰sta es clara en que la esposa del Presidente no puede ser candidata a la presidencia, debido al poder, recursos e influencias que ahí­ se tienen. La CC debió haber interpretado que la persona que hubiese  sido la esposa desde el momento en que el presidente asumió el cargo quedaba automáticamente  inhabilitada para ser candidata, ya fuese que se divorciara o que el presidente muriera. Lo que ha ocurrido con el “divorcio express” y la nominación subsiguiente caerí­an en lo cómico del sainete, de no ser porque anticipa  tragedias, al violentarse  la Constitución. Ella solamente puede ser candidata, constitucionalmente, en 2015.
Por otro lado, el TSE, cuyo mandato es organizar un proceso electoral imparcial y transparente, extralimita sus funciones al negar la inscripción a la Sra. Torres sin sentencia de tribunal competente –se señala al TSE y particularmente a su presidenta de ser parciales hacia el Partido Patriota. El TSE no puede aducir que el divorcio no es válido, porque no tiene mandato para juzgar a las personas, sino solamente verificar que todos los requisitos se cumplen. La decisión es entonces polí­tica y no jurí­dica, por no basarse en fallo de tribunal ni de la CC, lo cual podrí­a ameritar  la renuncia de su presidenta.
Para colmo, la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG) manifiesta en comunicado nacional e internacional que este proceso electoral es inconstitucional al haber dejado afuera al 12% de la población, que se encuentra trabajando en el extranjero (y rescatando la economí­a nacional). Acá han coludido el TSE y la CC, utilizando al Congreso como pantalla. El TSE se negó a cumplir sus funciones, una de las cuales es resolver todas las cuestiones del proceso que no estén contempladas en la Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos. Los migrantes solicitamos al TSE, en diciembre de 2010, que organizara el voto en el exterior y éste, ignorando dicha Ley, adujo que se necesitaba una reforma de la Ley. El Congreso, presionado por la CC y el TSE, aprobó modificaciones seis dí­as antes de que la apertura del proceso electoral invalidara cualquier modificación para 2011.
Simulando una urgencia inexistente, el Congreso aprobó modificaciones incompletas e inadecuadas y las trasladó en consulta a la CC. í‰sta debió haber dictaminado, en función de su reconocimiento, hoy por escrito, de que no se nos puede negar el voto en el extranjero, que las reformas eran innecesarias y que el TSE debí­a organizar el sufragio. Contrario a ello, la CC afirma que tenemos el derecho humano y constitucional al voto pero que se hará efectivo solamente en el próximo proceso electoral. Es fácil notar la manipulación y la burla. Nuestras instituciones están en la bancarrota moral. Ya basta de reí­rnos del sainete. Es hora de copiar a Europa y el Oriente Medio; es hora de indignarnos.