Julio Urías, el prodigio mexicano de los Dodgers


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En la misma expedición a México que derivó en la contratación de Yasiel Puig, los Dodgers descubrieron a un lanzador que hace evocar a otro zurdo mexicano.

Por ERIC NÚÑEZ, MINNEAPOLIS, Agencia AP

Se llama Julio Urías, quien recién el proximo 12 de agosto cumplirá los 18 años.

Tenía apenas 15 cuando Logan White, el scout del equipo de Los Ángeles, decidió viajar al estado de Oaxaca para observar a Urías y acabó maravillado en el acto: «tiene el potencial para dejar huella».

Los Dodgers adquirieron sus derechos, y Urías no ha tardado en hacerse notar.

Causó sensación en la pretemporada, cuando el 15 de marzo subió al montículo para enfrentar a tres bateadores de la alineación con la que los Padres de San Diego iniciaron la campaña regular (Will Venable, Chris Denorfia y Yonder Alonso). Los retiró en orden.

El domingo, el oriundo del estado de Sinaloa que lanza en la sucursal de Clase A se convirtió en el pelotero más joven en actuar en el Juego de Futuras Estrellas, la exhibición anual que Grandes Ligas emplea como vitrina para los mejores prospectos del momento. Urías lanzó un sexto inning perfecto, en el que empleó una recta de 94 millas por hora.

«Estoy preparado para todo», proclamó Urías.

Su manera de expresarse avala el análisis de los evaluadores de talentos, que resaltan su aplomo. Y, por supuesto, su dominio de un repertorio que incluye la recta, el cambio de velocidad y el slider. ¿Podría ser un segundo Fernando Valenzuela?

«Hay más presión, mucha gente que está pendiente, que te está observando. Así es esto, pero me gusta. Estoy enfocado en lo que quiero», dijo Urías a The Associated Press.

«Estaba sereno, tirando strikes. Que tremenda calidad tiene», comentó Tom Kelly, el mánager del equipo de Estados Unidos y ex piloto de los Mellizos de Minnesota.

El pitcher no se anda con rodeos en cuanto a objetivos. Al principio del año manifestó su ambición de debutar en las mayores esta misma temporada. Pero el domingo reconoció que eso no es tan factible, que tal vez deba esperar un poquito más de tiempo.

En medio de la epidemia de lesiones de codo, la cual ha provocado que más de 20 lanzadores en las mayores hayan tenido que someterse a cirugías de reconstrucción, los Dodgers han restringido la carga de innings del adolescente. No pasa de los 70 pitcheos por aparición.

«Me incomoda, pero ya estoy acostumbrado», dijo Urías sobre los controles de los Dodgers. «Hay días de tres o cinco innings como máximo, a veces dos. Ellos son los que saben, los que tienen las manos en mi futuro; hay que seguir haciéndolo así».

Ha ido de menos a más en la Clase A, donde es más joven que varios de los jugadores que fueron seleccionados en el draft más reciente. Su efectividad es de 3.44 en sus 16 apariciones y mantiene una tasa de 9,97 ponches por cada nueve innings.

Uno de sus momentos favoritos de la campaña se produjo al principio de la temporada cuando conoció a Clayton Kershaw, el dos veces ganador del premio Cy Young que pasó por Rancho Cucamonga para cumplir una apertura de rehabilitación.

«Me tocó relevarlo, pero desgraciadamente me fue mal», dijo Urías. «Pero fue un honor al mejor pitcher de las mayores, un zurdo como yo. Un sueño que cualquier jugador de mi edad quisiera tener».

Algunos de los equipos de Grandes Ligas que se interesaron en Urías se asustaron por el párpado izquierdo, el cual lo tiene casi cerrado, creyendo que tendría problemas de visión.

Urías explicó que el aspecto que tiene su ojo actualmente se debió a un tumor que le extirparon cuando tenía cuatro años: «Veo igual, no me afecta nada».

Tampoco se arredra con su rudimentario dominio del inglés, pero «lo de mi edad es más difícil, porque no puedo hacer nada acá en Estados Unidos».

El hecho de que tenga 17 años le restringe el acceso a bares, y tampoco puede fumar.