Federico Chopin: vida y música


celso

En la columna del sábado pasado se hablaba de la modestia de Federico Chopin al asignar el nombre Estudios a sus Op. 10 y su Op. 25, siendo de suma originalidad y poesía. El Op. 10 lo dedicó a Liszt y el Op. 25, a la Condesa d’Agoult, madre de Cósima Liszt. Veremos entonces, con detenimiento estas dos geniales composiciones del ilustre maestro, no sin antes rendir tributo a Casiopea, esposa de miel y viento constelado que es la ternura del alba. De quien aprendo todos los días el secreto de la serenidad amorosa.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Estudio Opus 10
    No. 1.- Del tema (acordes brevemente desplegados), que sirve como base, se forma una pieza heroica. No. 2.- El cromatismo exige la máxima habilidad de los dedos 3, 4 y 5 de la mano derecha, sobre todo teniendo en cuenta que la misma mano ejecuta una parte del acompañamiento en Staccato; el profano apenas percibe esta dificultad. No. 3.- Chopin estimaba que esta melodía, con la cual comienza la obra, era la más hermosa que jamás escribiera. La dulzura de este noble aire popular (ataques diferentes en una misma mano) y lo demoníaco de la parte central (ejercicio de notas dobles), resumen de los extremos del arte de Chopin. No. 4.- El pasaje alterna entre las dos manos y exige el cambio rápido de una a otra. Sin embargo, esta pieza pretende producir una impresión juguetona. No. 5.- El brillante estudio de las teclas negras (sólo en la derecha) exige de la mano una colocación perfecta. No. 6.- La resignada melancolía de este Nocturno (ejercicio de ataque en cantabile) fue en aquel tiempo el “sésamo, ábrete”, que dio acceso al cromatismo del Tristán. No. 7.- Este estudio en notas dobles, con repetición de ataque en la voz inferior de la mano derecha es una rara mezcla de alegría y melancolía. No. 8.- Unos acordes desplegados con notas de paso dan a este estudio una eufonía que no se puede expresar con palabras. No. 9.- Gran extensión en la mano izquierda, sobre todo entre el cuarto y quinto dedos. Es Dostoievski, puesto en música: “El corazón que se atormenta a sí mismo”. En esta obra de arte del más alto rango se hace patente una sensibilidad casi enfermiza, al borde de la demencia. No. 10.- Los acordes distintamente desplegados en la mano izquierda y en la mano derecha, con un fraseo en esta última, que desplaza el acento rítmico, dan lugar a una polirritmia. Sólo manos maestras pueden interpretar esta alegre pieza. No. 11.- El “Estudio de arpa”, con sus continuos arpegios en ambas manos, tiene más melodía de la que hacen escuchar muchos pianistas.
 
No. 12.- El estudio Revolucionario, que exige de la mano izquierda la extrema rapidez y fuerza, tiene, a la vez, lo rebelde de las polonesas y lo demoníaco de los scherzo; fue escrito probablemente bajo la impresión que le produjo la noticia de la revolución en Varsovia.

Estudio Opus 25

    No. 1.- Chopin ha proporcionado a un discípulo suyo un programa de este estudio: “Imagínese usted que un pastor se ha resguardado en una cueva, pues se prepara una tempestad. Mientras la tormenta se desencadena en la lejanía, toca una cancioncita en su flauta”. Acordes desplegados en ambas manos, con una melodía en la voz superior. No. 2.- Chopin llamó a este estudio “retrato del alma de María” (se refiere a María Wodzinska, que fue su prometida durante poco tiempo); podría compararse esta pieza con los versos de Heine “La pequeña, la delicada, la inocente, única”. Polirritmia, discurso en la mano derecha se desarrolla por grados conjuntos.