La revolución impulsada por Didier Deschamps en la selección francesa se apagó hoy en los cuartos de final del Mundial de Brasil, pero el técnico elogió a su equipo y consideró que jugó de igual a igual con su rival, la eficaz Alemania.
Río de Janeiro, / dpa
«No hay una gran brecha. (El arquero alemán Manuel) Neuer tuvo un muy buen partido y eso fue importante. La aventura termina aquí, pero jugamos a un nivel muy alto a lo largo del torneo», sostuvo tras la derrota por 1-0 en el Maracaná de Río de Janeiro.
Deschamps esperaba llegar más lejos en su primer Mundial al frente de una Francia a la que logró cambiarle la cara. Pero la actuación del equipo le dejó sensaciones esperanzadoras.
«Hay un grupo que nació en la clasificación contra Ucrania (en el ‘play-off’ europeo). Hay materia para el futuro. Si bien es dura la eliminación, hay que quedarse con lo positivo. Estoy muy orgulloso de lo que lograron dentro y fuera de la cancha».
La juventud fue la mayor ventaja y la principal debilidad de Francia en el Mundial. Nueva estrellas como Paul Pogba, de la Juventus, o Raphael Varane, del Real Madrid, brillaron a lo largo del torneo, pero se vieron hoy superados por una Alemania experimentada.
Varane fue uno de los responsables del gol alemán al verse superado en el área por Mats Hummels, que cabeceó a la red un centro en el minuto 12. Todo un símbolo de una Alemania más confiada y agresiva que Francia.
En el centro del campo, Pogba no tuvo que verse las caras con Philipp Lahm, devuelto hoy a su posición natural de defensor, pero el francés se vio doblegado la mayor parte del partido por Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira.
Acaso la ausencia más significativa en el decisivo partido de hoy fue la de Karim Benzema, durante todo el torneo erigido en el líder de la nueva Francia construida sobre las cenizas del equipo que dejó Sudáfrica 2010 humillado dentro y fuera de la cancha.
El delantero del Real Madrid sólo entregó un pase bien en la primera mitad y, si bien en la segunda estuvo más activo, no llegó a desequilibrar. En el último minuto tuvo el empate con un bombazo tapado por el infalible Neuer.
Otros dejaron mejor imagen. Antoine Griezmann fue tal vez el mejor de los franceses y durante todo el partido generó problemas en el área germana. Terminó llorando desconsolado entre los alemanes que festejaban la victoria.
«Tenía que ser disciplinado y lo fue. La actuación de Antoine en el segundo tiempo fue aun mejor, pidió todavía más la pelota», lo elogió Deschamps.
La calurosa tarde de Río de Janeiro terminó para los franceses con victoria alemana, como ya había pasado en las semifinales de España 1982 y de México 1986.
«No tenemos tanta experiencia internacional como Alemania, cuyos jugadores han jugado tantos campeonatos. Pero estoy orgulloso de los jugadores y de lo que han hecho», analizó Deschamps.
Pero el técnico se estrenó en un gran torneo con un equipo que convenció y que sumó experiencias valiosas. Alemania pudo sofocarla por ahora, pero la revolución francesa seguirá su marcha.